martes, 30 de abril de 2019

CS2019 — Etapa 4 (Camino de Ribadesella)


¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos, en plena partida nocturna de chinchón, desde nuestra habitación triple en la preciosa localidad asturiana de Ribadesella. Hace un rato nos hemos metido unas buenas sidrinas para celebrar la conclusión de la primera de las tres grandes etapas de este Camino... nada menos que ¡29 kilómetros desde Llanes! Y el día no pudo empezar más torcido, como veréis en el relato de esta etapa. La historia de hoy comenzó así...

Desayuno y... ¡error fatal!

De nuevo nos levantamos a las siete de la mañana. Hoy hay que prestar más atención que otros días a untarse bien los mejunjes porque la etapa es muy larga. Las primeras rozaduras nos obligan a todos a ponernos tiritas en algunos dedos del pie. Además, parece que la peregrina Isabel ya se está peleando con su primera ampolla de este Camino... en un dedo del pie.

Algo antes de las ocho dejamos nuestras mochilas en la habitación y salimos del hotel para desayunar en algún sitio cercano. Ayer vimos una pastelería por aquí, pero aún no ha abierto, de modo que nos metemos en un bar frente al puerto deportivo, a solo cinco minutos del hotel. Aunque tienen una camiseta del Barça colgada en la pared, el camarero es del Madrid, para alivio de Juanma... (lástima... así no pude meterme mucho con él).

Desayunamos unas tostadas y luego pasamos por la pastelería, ya abierta, para comernos unos pasteles como colofón. ¡Menuda pintaza que tienen y qué buenos están! Tras este pequeño festín, a las 8.45 horas regresamos al hotel para recoger las mochilas e iniciar la etapa. Pero al volver, a alguna se le indigestó el pastel...

Cuando llegamos al hotel nos dicen que la cartera de Correos que transporta las mochilas ya ha pasado y que, tras esperar unos minutos sin poder contactar con Isabel, se fue sin su mochila. Correos suele recoger las mochilas hacia las nueve de la mañana, pero el horario depende de cada población. Aquí, por lo visto, pasan muy pronto.

Isabel se había dejado su mochila en la habitación y, para mayor desgracia, también el móvil y por eso no la consiguieron localizar. Aunque llamó a Correos, le dijeron que ya no se podía hacer nada.

Así las cosas, a través del hotel contactamos con un taxi y como nos iba a cobrar lo mismo por una mochila que por las tres, decidimos que esta etapa la haríamos todos sin mochila y que el taxi nos las llevase a nuestro hotel de Ribadesella. Además, avisamos a este último para que estuvieran al tanto de ellas cuando las recibieran.

Bueno, en realidad, sí que llevaríamos una mochila: la minimochila que suele portar Isabel, en la que metimos el botiquín y poco más. Esta mochilita nos la turnaríamos entre Juanma y yo, de modo que los tres aligeraríamos peso con relación a una etapa normal: Juanma y yo, porque cambiábamos nuestros mochilones por la Barbie-mochila de Isabel; y la peregrina, porque pasaría a no llevar nada. Cada dos horas o así haremos los relevos. Del primero me encargo yo.

Inicio de la etapa con retraso

Esta adversidad nos hizo empezar la etapa con retraso. Isabel tenía aún el disgusto en el cuerpo pero ya le comentamos que son cosas que pasan y que la solución elegida nos beneficiaba a todos. A los pocos minutos ya estaba olvidado el tema.

Así pues, a las 9.20 horas, tras sellar las credenciales en el hotel, comenzamos esta maratoniana cuarta etapa del CS2019. La salida de Llanes no está muy bien señalizada y la hacemos siguiendo la carretera general.

Un par de kilómetros después de nuestra salida nos metemos por un camino que nos conduce, tras pasar por la aldea de Poo, por en medio del campo, rodeados de simpáticas vacas..

El día luce precioso con temperatura muy agradable para caminar. Y sin las mochilas, se va mucho mejor.


Reencuentro con el mar

En casi una hora de Camino ya hemos visto más peregrinos hoy que en todos los días anteriores. En particular, hay un grupo de ocho alemanes que caminan cerca de nosotros. A las diez y cuarto el sendero se adentra en una zona desde la que nuevamente tenemos a la vista la costa. Regresamos a los paisajes y vistas impresionantes.

Hay un islote que recuerda la forma de una ballena. Este tramo de Camino es especialmente hermoso, rodeado de campo y vacas, y con las magníficas vistas del Cantábrico al fondo. Con un sol radiante y sin mochilas, avanzamos mucho más rápido que otros días pero sin desaprovechar ninguna ocasión de recrearnos con el paisaje.



Pero lo mejor aún estaba por venir. Un poquito más adelante, llegamos a Celorio, aldea de Llanes que ha crecido en torno al Monasterio de San Salvador. Y justo al lado de este monumento se extiende una descomunal playa con finísima arena que daba pena pisar con nuestras botas de peregrino. ¡Toda una gozada de momento! Poco a poco iban llegando más peregrinos que se detenían a apreciar tan vistoso lugar.


 
Son las 11 de la mañana y nos encontramos poco más allá del kilómetro 4 de la etapa. El Camino recorre toda la playa, de cabo a rabo, y luego sale por el otro lado siguiendo la línea de costa. En esta playa también coincide con nosotros una excursión de chicas de algún instituto, más o menos un centenar, que nos harán compañía durante una hora aproximadamente a lo largo de nuestro recorrido. ¡Menudo gallinero! Al coincidir con ellas, muchos peregrinos se cambian de acera porque a veces se hace verdaderamente molesto el jolgorio que arman.

Escoltados hacia la iglesia de la marisma

Pues en medio de este jaleo, escoltados por una marabunta de chicas, prosigue nuestro deambular hacia otro curioso lugar... La iglesia neoclásica de Nuestra Señora de los Dolores, que se alza en medio de una marisma entre las localidades de Barro y Niembro.

Llegamos a ella a las 11.30 horas y la pillamos con marea baja. Con marea alta el agua llega casi hasta el mismo pie de la iglesia. Frente a ella vemos un simpático campo de burros, y no, no se trata de una metáfora futbolera ni estoy pensando en ningún estadio de fútbol en esta ocasión... jejeje...




Otro lugar con encanto

Tras bordear la iglesia anterior por detrás, y deshacernos ¡por fin! del grupo de chicas, entramos en un sendero que nos conduce primero a Niembro y luego nos mete en una zona de monte donde se divisan bonitas vistas de los Picos de Europa con sus cimas nevadas.

Este hermoso camino va siguiendo el curso del río Bedón, que termina por desembocar en el mar junto a la extensa playa de San Antolín. Para que a este imponente paisaje no le falte de nada, la presencia de la vía del tren le da el definitivo toque de distinción. ¡Otra delicia de sitio!




¿Cuándo comemos?

Poco a poco se va acercando la hora de comer algo. En seguida llegamos al pequeño pueblo de Naves, en el kilómetro 12 de la etapa. Preferimos tomarnos unos bocatas más adelante, con la etapa más avanzada ya que sabemos, por experiencia, que los kilómetros después del receso por la comida son los que suelen hacérsenos más duros.

Así que seguiremos tirando de la bolsita de almendras de Isabel y de las barritas energéticas de Juanma un poco más. Tan solo un kilómetro después de Naves hay otro pequeño pueblo, Villahormes, con bar y albergue. En este último sellamos por segunda vez las credenciales y reanudamos la marcha.

A partir de aquí el Camino se interna nuevamente en una zona boscosa que nos llevará a Nueva de Llanes, la población más grande de la zona. Ese es nuestro destino para hacer la parada para comer.


Durante este trayecto nos cruzamos varias veces con la cartera que reparte en coche la correspondencia por esta zona y que sospechamos es la misma que se negó a dar media vuelta para regresar a Llanes a recoger la mochila de Isabel... ¡¡¡¡Grrrr!!!!

A las dos y cuarto de la tarde llegamos a Nueva y nos detenemos a comer justo en el local que se ve al final de la calle, en el vídeo de abajo. Cayeron unos buenos bocatas junto con varios Aquarius. Y en media hora reanudamos la marcha. Faltan solo trece kilómetros para concluir la etapa.



Más borricos, otra iglesia bonita y un puente medieval

La salida de Nueva se hace pasando junto a una casa de masajes... para peregrinos... ¡Lo bien que nos vendrían!

Tres cuartos de hora después, a las tres y media de la tarde, pasamos junto a un grupo de gráciles borriquillos... ¡qué simpáticos e inocentes son estos animalillos! Hasta parece que disfrutan de tu presencia cuando te acercas a ellos.

Isabel y yo aprovechamos la ocasión para inmortalizarnos junto a ellos. Nosotros somos los que salimos en la foto superior de la derecha... no en la inferior, ¡eh! Graciosillos... ¡¡¡Grrrrr!!!!

La granja de los pollinos es la antesala de una nueva población, Piñeres de Pría, en el kilómetro 18 de etapa, esto es, a solo once de la meta. En esta aldea destaca la iglesia de San Pedro, situada en lo alto de una cuesta herbosa y algo embarrada.

A estas alturas de etapa las piernas ya empiezan a pesar...

Seguimos caminando por entornos rurales y a las cuatro y media de la tarde llegamos al puente medieval del río Aguamía, en la aldea de Cuerres, que nos da paso al concejo de Ribadesella. Nos quedan tan solo seis kilómetros y medio para el final de la etapa.


El final de la etapa

Los últimos kilómetros, como viene siendo habitual, se nos hacen largos y algo pesados. Tan solo un grupo de caballos, entre ellos una yegua con su potrillo, rompen un poco esa monotonía.

También vemos un incidente que parece que no acabó mal: a un par de kilómetros de Ribadesella, un coche se quedó atrapado en las vías del tren al meterse por un camino rural. Los jóvenes que lo ocupan están intentando infructuosamente sacarlo de ahí. Al poco llega la Guardia Civil y no sabemos cómo acabaría todo pero sospechamos que la historia tuvo un final feliz.

Antes de entrar en Ribadesella hacemos una parada inverosímil... ¡en el campo de fútbol!, ya que la peregrina tiene una imperiosa necesidad de ir al wc y no le vale hacerlo detrás de cualquier árbol, como nos gusta a los peregrinos más varoniles... Creo que es la primera vez que accedemos como peregrinos a un recinto deportivo.

Media hora más tarde ya estamos recorriendo las calles de Ribadesella en busca de nuestro céntrico hotel. A las 18.40 h entramos en el mismo dando por finalizada esta cuarta etapa del CS2019. Toda una superetapa de 29 km.

Tras comprobar que nuestras mochilas ya han llegado sin novedad, sellamos por tercera y última vez en esta jornada nuestras credenciales y subimos a nuestra habitación triple de hoy que, para no perder la costumbre, está en el piso más alto del hotel... un tercero... y sin ascensor. ¡¡¡¡Grrrr!!!!





Paseo y sidras en Ribadesella

Entre que estamos un poco hechos polvo y que es más tarde de lo habitual, el paseo vespertino de post-etapa de hoy se convierte en un minipaseo por el muelle a partir de las nueve de la noche. Es la hora del atardecer y los colores del día de esta zona de Ribadesella, justo en la desembocadura del río Sella, son muy bonitos.


No nos alejamos mucho para encontrar una taberna típica que nos guste. La idea es la de tomarnos unas buenas raciones marineras regadas con sidra natural escanciada en el momento. También caerá una buena cazuela de chorizos a la sidra... Atrás quedan unas cuantas horas de buenas sensaciones, pero también de mucho sacrificio, para llegar hasta aquí. Se notó bastante la ausencia de mochilas que facilitó un mejor ritmo de marcha que de costumbre.

Algo antes de las once de la noche regresamos a nuestro hotel para descansar (pero sin perdonar una partidita de cartas) porque los días que vienen serán aún más duros...

Por cierto, antes de acostarnos os propongo un juego. En una de las fotos (no vídeo) que ilustran este reportaje aparece una mujer empujando un carrito de bebé. Hay que fijarse un poco... ¿Sabéis en cual?

La etapa de mañana

Pues esta ha sido la historia de la primera de las tres grandes etapas de este Camino. Mañana, la segunda de ellas, la etapa quinta de este CS2019, prácticamente de igual longitud que la de hoy, otros 29 kilómetros pero esta vez con mochilas, con final en el albergue de San Salvador de Priesca.

Mañana volveremos a vivir las sensaciones de pernoctar en un albergue de peregrinos, algo a lo que no estamos demasiado habituados. La última vez fue cuando estuvimos Juanma y yo en el albergue lucense de San Román, en el segundo año del Camino Primitivo, el CS2016. ¿Qué tal se nos dará esta superetapa con mochilas? ¿Y la estancia en el albergue? Bueno, pues ya sabéis... todo eso os lo contaremos... ¿hoy? ... ¡Nooo! ... ¡Mañana! ¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Moody Blues "Tuesday afternoon")



lunes, 29 de abril de 2019

CS2019 — Etapa 3 (Camino de Llanes)


¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos desde este precioso hotel de Llanes donde estamos alojados, nada menos que un antiguo convento del siglo XVII. Aquí hemos concluido la tercera etapa de este CS2019 —la primera de las etapas serias—, con 25 kilómetros desde Unquera.

La etapa se nos ha dado bastante bien aunque la parte final, con un rodeo increíble para entrar en Llanes, nos ha descolocado un poco. El día ha sido soleado y la etapa ha discurrido, en gran parte, pegada al mar —demasiado por momentos— con unas vistas espectaculares de la costa desde lo alto de los acantilados... Aquí va el relato de la jornada de hoy...

Desayuno con corbatas e inicio de etapa

Las etapas empiezan a alargarse y nosotros tratamos de compensarlo madrugando un poco más. Pensando más en las etapas que vienen que en la de hoy, hemos adelantado casi una hora el toque de diana. A las 7 de la mañana ha sonado hoy el despertador en nuestro hostal de Unquera. Y a las ocho menos cuarto ya estábamos en la cafetería del hostal para desayunarnos unas buenas corbatas y selar nuestras credenciales por primera vez en esta jornada.

Nuestro hostal de Unquera, como habréis visto en las imágenes de ayer, está a orillas del río Deva, cerca de su desembocadura, en la ría de Tina Mayor.

Tras nuestro último desayuno en Cantabria, recogemos nuestros bártulos y salimos del hostal en dirección al cercano puente sobre el Deva, que nos llevará a Asturias. Son las ocho y media y comienza así la tercera etapa de este Camino.

Entramos en Asturias

En pocos minutos pasamos a la otra orilla. ¡Estamos ya en Asturias!

Y con Asturias regresan las cuestas... El itinerario sigue una pista empedrada y empinadísima. En pocos minutos ya estamos en medio del campo, y el puente del río Deva que acabábamos de cruzar ya queda abajo, a nuestra espalda. En la parte alta de la pista empedrada hay una pequeña capilla con un señor que te coge por banda y aprovecha para soltarte un rollo con la idea de que le dejes una pequeña propina en un platito, cosa que hicimos.

Unos cientos de metros más adelante, tras rematar la pista empedrada pero ahora en fase de descenso, llegamos al pueblo de Colombres. Al igual que Unquera, este pueblo también nos trae entrañables recuerdos a Juanma y a mí ya que aquí estuvimos alojados el fin de semana de nuestra aventura del pasado otoño cuando hicimos el descenso del río Deva (podéis acceder al relato correspondiente pinchando en ese enlace). Nos alojamos, en concreto, en un complejo rural pintado de azul que incluye apartamentos rurales y albergue.


En este complejo rural queríamos habernos alojado al final de la etapa 2 del CS2019 (en vez de en Unquera), pero no pudimos hacerlo porque estaba completo. Ahora entendemos por qué: cuando entramos a sellar en el albergue nuestras credenciales comprobamos que estaba lleno de chavales de un campamento juvenil. Tras poner nuestros sellos, los chicos fueron muy amables pues nos advirtieron de que nos dejábamos olvidado el bastón de Isabel.

El pueblo de Colombres se caracteriza por su arquitectura indiana y, además, desde 1987 acoge el Archivo de Indianos. Tras Colombres nos dirigimos al cercano pueblo de La Franca, hacia donde hay que seguir un rato por el arcén de la carretera. Esta zona también le trae recuerdos a Juanma de otra estancia reciente que hizo con su familia.

Poco a poco nos vamos alejando de la carretera para circular por carretiles de tierra próximos a la vía del tren. El recorrido se va acercando paulatinamente a la costa...



De paseo por los acantilados

Poco antes de las once de la mañana vemos peregrinos por delante nuestro que, dejando a un lado el itinerario oficial, cruzan la vía del tren, entran en el campo saltando una pequeña valla para el ganado y continúan el recorrido pero andando por el borde mismo de la costa... ¡por lo alto de los acantilados! Nosotros, hacemos lo mismo... Está claro que la elección ha sido más que acertada...


Así pasamos la siguiente hora... haciendo el Camino por encima de los acantilados, jugándonos un poco el pellejo en más de una ocasión, sorteando rocas... a veces, escalándolas literalmente, y saltando tres, cuatro, cinco y más vallas para el ganado que íbamos encontrando por delante hasta que fue literalmente imposible continuar por ese camino y tuvimos que desviarnos nuevamente hacia el recorrido oficial: unos cientos de metros más hacia el interior. Las vistas y los sonidos del mar que vamos percibiendo en este día tan luminoso son... sencillamente, ¡impresionantes!




Una vez retomado el itinerario oficial el recorrido sigue algunos kilómetros por una pista que pasa cerca de algunas aldeas y que tampoco se aleja demasiado del mar. De hecho, pasamos rodeando alguna que otra pequeña playa como la de Buelna. Tenemos en mente aprovechar alguno de estos pueblecitos para hacer una parada.



Receso y... ¡en busca de los bufones!

A las 12.45 h, en la mitad de la etapa de hoy, hacemos una parada para tomarnos un refrigerio en un mesón del pueblo de Pendueles. Estuvimos hablando con el encargado que nos dijo que esta etapa era la más bonita de todo el Camino del Norte, y en particular, la parte final. Nos dio algún consejo de por dónde entrar en Llanes para evitar dar un rodeo innecesario.

Media hora más tarde, tras sellar nuestras credenciales en el local, reanudamos la marcha por un sendero costero algo monótono que pasa junto a un camping. El mar se pierde de vista por momentos hasta que, casi a las tres de la tarde, llegamos hasta los bufones de Arenillas.

 
Los bufones son grietas a modo de chimeneas abiertas en la costa que están conectadas con simas marinas; por esas grietas el agua salada penetra a presión formando surtidores de agua pulverizada que pueden alcanzar más de 20 metros de altura cuando hay temporal. En la foto que os adjunto, del diario El Comercio, podeís ver estos bufones en un día de fuerte oleaje.

Tras los bufones el Camino se mete, tan solo unos pocos cientos de metros más adelante, en una zona de monte donde destaca un bonito mirador sobre el río Pirón. Son las tres y veinte de la tarde y nos faltan poco más de 7 km para acabar la etapa. Las piernas ya empiezan a pesar a estas alturas de etapa.



El mirador de los miradores

El siguiente hito de la jornada es el pueblo de Andrín, que nos recibe a las cuatro de la tarde. Sobre este pueblo se alza un imponente mirador pero no nos resulta fácil dar con él ya que el itinerario se pierde entre las calles del pueblo.

Finalmente, preguntando a una vecina, nos orientamos y ascendemos por la carretera hasta encontrar el espectacular mirador de la Ballota, con vistas hacia dos playas, el islote de Castro entre ambas, y la ciudad de Llanes al fondo. ¡Qué preciosidad de sitio! No me extraña que haya sido elegido como lugar de rodaje para alguna pelicula española. ¿Sabéis cuál? Seguro que en los "comentarios", al final de este artículo, alguien se anima a poner el nombre de esa peli... Si no, lo haré yo.





Llegada a Llanes tras rodeo bestial

Son las cuatro y media de la tarde y nos quedan solo cinco kilómetros y medio hasta Llanes. Ahora surgen dos posibilidades: bajar por la carretera directo a Llanes, que es lo que nos recomendó el encargado del sitio donde comimos, o seguir por el itinerario oficial que da un rodeo por la montaña. Tras ciertas dudas, decididos hacer esto último.

Lo malo es que ese supuesto rodeo resultó ser un rodeazo, y encima cuesta arriba y con suelo pedregoso. No entendíamos que estando Llanes abajo, no parábamos de ascender. Al menos las vistas eran bonitas aunque llevábamos los pies molidos. Tras bordear  un campo de golf interminable, comenzamos a descender después de más de una hora de sendero.

Abajo llegamos a una zona boscosa con una ermita, la del Cristo del Camino, que supongo que es la causa de semejante despropósito de rodeo. Son las 17.45 h.

Esta ermita y una simpática oca que encontramos algo más adelante fue lo más noticiable de esta parte final de la etapa.

Por fin, hacia las seis de la tarde empezamos a caminar por las calles de Llanes y veinte minutos después alcanzamos nuestro hotel, en el mismo centro de la villa. ¡Etapa concluida!

Como al final de cada etapa, la mochila de Isabel ya nos está esperando en nuestro destino.

El pueblo se nota con cierta animación. Para llegar hasta aquí hemos visto gente en las terrazas de los bares porque el tiempo acompaña... pero nosotros lo que más agradecemos es acomodarnos en nuestra habitación triple... descalzarnos... relajarnos un poco... y luego meternos una buena ducha con agua calentita pues estamos algo machacados porque el final de etapa se nos ha hecho largo. Hoy no hay tiempo para siestas... Y me temo que los días que vienen, tampoco.


Paseo y cena

A las ocho y pico de la tarde salimos a dar nuestro habitual paseo vespertino. Cae la tarde y, con la brisa del mar, la temperatura desciende un poco. Nuestro paseo por esta hermosa villa marinera se centra en la zona portuaria primero y luego en el casco interior que rodea la bonita iglesia. ¡Menudas vistas desde el puerto al atardecer!


A las nueve y media de la noche nos metemos en un mesón muy animado del casco viejo para cenar a base de productos de la tierra regados con vino blanco. Aunque cansados, el momento de la cena denota siempre cierta euforia y para nada se nos notan las decenas de kilómetros que ya llevamos acumulados en los pies... El botiquín va a tener trabajo esta noche y mañana por la mañana pero ahora somos ajenos a eso... Se cierra así esta inolvidable primera jornada por tierras asturianas del Camino del Norte... Bueno, a nosotros aún nos queda una sesión de cartitas en la habitación. Hoy seguro que más breve que otros días...

La etapa de mañana

Pues así se ha desarrollado esta tercera etapa del Camino... Poco a poco se va incrementando el número de kilómetros de cada etapa. Pero a partir de mañana... viene lo bueno. Las tres etapas que siguen, o sea, las etapas cuarta, quinta y sexta del CS2019 tienen 29, 29 y 38 kilómetros respectivamente. Cualquiera de ellas podría ser etapa reina de cualquier Camino pero aquí nos las vamos a encontrar las tres seguiditas... Una detrás de otra. Auténtico rompepiernas...

El consuelo son los bellos paisajes que nos encontraremos seguro... Y mañana con final en una de las localidades más icónicas de Asturias: Ribadesella, a 29 km de aquí. Esperamos celebrar nuestra llegada con unas buenas sidras. ¿Cómo se nos dará el primero de estos tres etapones? Pues ya sabéis... Para eso hay que esperar a... ¡Mañana! ¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Blondie "Union City Blue")
 


domingo, 28 de abril de 2019

CS2019 — Etapa 2 (Camino de Unquera)


¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos desde el pequeño pueblo cántabro de Unquera, cerca de la desembocadura del río Deva. En la otra orilla del río se encuentra ya Asturias. Hasta aquí nos ha traído esta segunda etapa del CS2019: 14,4 kilómetros con pequeños desniveles. La jornada ha discurrido con un tiempo agradable y soleado, aunque a última hora de la tarde hacía algo de fresquito en el pueblo. Menos mal que las corbatas, esos hojaldres típicos de Unquera, ayudan a calentar el cuerpo.

Mientras antes de irnos a dormir echamos las últimas partiditas de cartas —el juego del chinchón, en el que Juanma sigue sin levantar cabeza—, os dejamos con el relato de la jornada de hoy...

Así empieza la jornada...

De nuevo estamos ante una etapa de las cortas así que el despertador lo ponemos, como siempre, a las ocho menos cuarto de la mañana. La peregrina Isabel ya está levantada desde unos minutos antes para bajar su mochila a la recepción de nuestro hotel de San Vicente de la Barquera. Hoy es domingo y, curiosamente, hay jornada electoral. En su día ya tomamos nuestras precauciones solicitando el voto por correo para evitar estar en una mesa electoral en el día de hoy.


Parece que todos hemos salido bien parados de la etapa de ayer de modo que el botiquín apenas si ha tenido que utilizarse para poner alguna tirita en algún pie y poco más. A las nueve ya estamos preparados los tres y nos dirigimos, en primer lugar, a desayunar al mismo sitio donde estuvimos la pasada noche. Café, zumos y bollería abundante. Ahora ya estamos preparados para andar lo que nos pongan...

...Y así comienza la etapa de hoy

Son las 9.45 horas cuando iniciamos la marcha por las calles de San Vicente de la Barquera. Y el pueblo no se anda con historias. Fue cruzar la plaza que veis en la foto de la izquierda y... ¡para arriba! A subir un monumental cuestón, que combina rampas asfaltadas y escaleras, hasta llegar con la lengua fuera a la parte alta de la villa por donde ayer estuvimos paseando.

En un pispás ya estamos en las urbanizaciones de la parte alta del pueblo. Son las diez de la mañana.




Atrás quedan San Vicente y el mar

El Camino cruza la ría de San Vicente y va rodeando la villa mientras nos alejamos de ella y del mar. Aun así, el paisaje nos premia con bonitas vistas del pueblo en las que destaca la presencia de la imponente iglesia. Poco a poco vamos perdiendo de vista el mar y adentrándonos en los ondulados paisajes de la cornisa cantábrica.


Conforme avanza la jornada vamos descubriendo verdes valles salpicados de animalitos con las cumbres nevadas de los Picos de Europa como telón de fondo. Coincidimos con algún que otro peregrino, todos extranjeros. Estamos en medio de una soleada jornada campera.



Parada en Serdio: sello, refrescos y caballos

Desde que hemos salido de la zona de San Vicente apenas si hemos visto una pequeña aldea con su iglesia. Cerca del mediodía entramos en el municipio de Val de San Vicente, concretamente en la aldea de Estrada donde destaca su torre medieval, que está cubierta por andamios. Cerca de ella hay una posada rural que permanece cerrada.



Un poco más adelante llegamos al pueblo de Serdio, con iglesia y bar. En este último hacemos un pequeño receso, nos tomamos unos refrescos y sellamos por primera (y, a la postre, única) vez hoy las credenciales. Reanudada la marcha, tan solo unos metros después, nos aguardan unos simpáticos caballos. Un vecino nos deja una bolsa con pan duro para que se lo demos a los equinos.

Los pobres son muy mansos y se dejan tocar... o más bien sobar y resobar... porque menuda lata que les dimos...




Los últimos kilómetros de hoy

A lo largo de la hora siguiente caminamos por pistas asfaltadas junto a verdes prados. En uno de estos vemos una cabrita recién nacida: vio la luz tan solo media hora antes de nuestro paso, según nos cuenta el dueño. Un poco más adelante cruzamos la ría de Tina Menor, en la localidad de Pesués, en la desembocadura del río Nansa. A orillas de este río divisamos un impresionante morlaco tumbado sobre la hierba... que cualquiera se atreve a bajar a decirle algo a semejante bicho...


A partir de esta zona comienza una senda boscosa de tres kilómetros, paralela a la vía del tren, que nos llevará hasta el final de la etapa de hoy.


Llegada a Unquera

Por fin, unos minutos antes de las tres de la tarde, la senda boscosa del tren desemboca en la carretera general por cuya acera llegamos a Unquera. A la entrada del pueblo está justamente la tienda de alquiler de canoas que nos trae entrañables recuerdos a Juanma y a mí. Aquí comenzó nuestra aventura del pasado otoño cuando hicimos el descenso del río Deva (podéis acceder al relato correspondiente pinchando en ese enlace).

Más adelante, las tiendas de las riquísimas corbatas de Unquera y de las no menos buenas palmeras gigantes nos indican que ya hemos llegado a nuestro destino. ¡Etapa concluida! Y sin contratiempos, que no es poco. A partir de mañana, las etapas empiezan a alargarse...




Rápidamente dejamos las cosas en el hotel, que está pegadito al río Deva. Aquí tenemos dos habitaciones, una doble para los dos peregrinos, y otra individual para la peregrina. Para variar, las habitaciones están arriba del todo. Como Juanma y yo estuvimos recientemente en esta zona, tenemos muy claro dónde ir a comer a continuación...

El pueblo de Unquera ha crecido en torno a la carretera general: a uno y otro lado de la misma están los comercios de productos típicos y el restaurante donde nos detenemos a comer, Los Toneles AsturCántabros, un lugar que combina las cocinas cántabra y asturiana, ya que Asturias está a solo cien metros, cruzando el puente sobre el río.

Se trata de un sitio singular, con dos grandes toneles dentro de los cuales hay mesas dispuestas como comedor. Aquí sirven tablas de embutidos y quesos impresionantes, carnes muy buenas y postres caseros elaboradísimos, y los camareros visten trajes regionales. Como ya eran casi las cuatro de la tarde fuimos prácticos y nos pedimos unos platos sencillos regados con la sidra que sale de un peculiar surtidor que te ponen en la mesa. Podéis ver su funcionamiento en el vídeo que sigue. El postre y los cafés nos los tomamos justo en el local de enfrente, donde venden las mejores corbatas de Unquera. ¿Os imaginais lo que pedimos? ... ¡Premio!



Película, paseo y cena

¿Recordáis el año pasado cuando, antes de iniciar la primera etapa del Camino Inglés, hicimos un visionado del vídeo de Camino del año anterior en nuestra habitación del Parador de Ferrol? Pues nos gustó tanto la experiencia que este año decidimos repetirla. Ya lo teníamos hablado desde Madrid y el lugar elegido para ver el vídeo del año pasado ha sido precisamente este, Unquera, por ser una etapa corta y en un pueblo pequeño donde no hay muchas cosas que ver a ritmo de peatón.

Así que, por la tarde, después de la comida, nos pusimos cómodos para ver el vídeo y recordar las maravillosas vivencias del año pasado...

Y aprovechando que los tres estábamos con el pijama se nos ocurrió hacernos la típica foto de pijamas metidos en la cama (en este caso, en la cama de la peregrina). Veía que por momentos Juanma se me arrimaba un poco, de ahí la cara de felicidad con la que aparece en la foto, pero a duras penas conseguí contenerle.. jajajaja...

Tras el visionado de la peli salimos a dar un paseo por el pueblo: básicamente seguir la carretera hasta la estación de ferrocarril del FEVE, que está frente a la tienda de canoas, y vuelta al centro, o sea, a la zona del puente y los comercios. A las nueve de la noche regresamos al restaurante Los Toneles donde dimos buena cuenta de unas tablas de quesos y embutidos con, en mi caso, una original torrija como postre.

Y tras la cena, unas cartitas (chinchones) en la habitación: Isabel y yo seguimos alternando las victorias, Juanma, de momento, ni las huele...

La etapa de mañana

Y así ha sido esta segunda etapa del Camino... Mañana la tercera y ya ninguna de las que quedan bajará de los veinte kilómetros... Concretamente, mañana 25 km hasta la población costera de Llanes. De las etapas siguientes, mejor no hablar porque sus longitudes dan miedo. De hecho, una de ellas será la más larga que hayamos andado nunca en nuestra historia del Camino...

Pero de momento, mañana regresamos al mar. Según hemos leído, la de mañana es una de las etapas más bonitas de todo el Camino del Norte... Veremos si es verdad. Pero eso os lo contaremos no hoy sino... ¡Mañana! ¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de John Barry "BSO Bailando con lobos")