¡Buenas noches, peregrinos! Esta noche os escribo desde la preciosa e histórica villa de Estella, donde hemos concluido una etapa rompepiernas de solo 22 kilómetros pero con continuas subidas y bajadas. La verdad es que la etapa ha sido más o menos cómoda hasta la última hora, ya entrando en la propia Estella, que se nos ha hecho interminable, puesto que nuestro hotel está justo en la punta opuesta de la ciudad. Como viene siendo habitual, acabamos machacados pero ninguno de nosotros tiene ampollas aunque los pies llegaron literalmente ardiendo. Los mejunjes milagrosos que nos aplicamos dos veces cada día, al levantarnos y al acostarnos, son realmente eficaces. También se agradecen esas duchitas que nos pegamos nada más llegar al hotel después de cada etapa. Hoy hemos tenido muy buen tiempo todo el día pero a estas horas de la noche ya está lloviendo y nos tememos lo peor para mañana. Os relato cómo ha sido esta etapa.
Como de costumbre, tras una noche de buenos ronquidos en la habitación (los de hoy retumbaban en todo el hotel y os aseguro que no exagero), a las 8:30 horas hemos quedado en el comedor para desayunar de buffet. A las 9 iniciamos la marcha no sin antes pasar por un comercio próximo para comprar agua, pan y embutido ya que, previsiblemente, la comida de hoy se haga a base de bocadillos.

En seguida vemos lo que será la tónica de estos primeros kilómetros de etapa: senderos y veredas que se meten por en medio de los viñedos. Las últimas lluvias hacen que por momentos nos encontremos con auténticos barrizales, en los que te hundes casi hasta el tobillo. En esta parte del Camino todavía coincidimos andando muchos peregrinos. Entre ellos estaban las dos chicas inglesas que ayer nos ofrecieron queso. Una de ellas llevaba zapatillas deportivas (supongo que tendría los pies machacados por las botas), y no era ese precisamente el mejor calzado para atravesar esta zona. Por aquí se descolgaron de nuestro grupo y ya no volvimos a verlas más.


Una calzada romana, un puente romano y un río de bandidos...
Poco después cruzamos algunos riachuelos. Uno de ellos era el río Salado, donde, en la Edad Media, pícaros y bribones engañaban a los peregrinos dejando que sus caballerías bebieran allí para luego destriparlas una vez que murieran a causa de la ingestión de aguas salobres.
Comida, calabaza y sombrero para los peregrinos

Aunque teníamos intención de liquidar las provisiones que habíamos comprado en Puente la Reina, lo cierto es que el menú del día del albergue de peregrinos de Lorca nos tentó más y al final nos quedamos a comer en él. Había un menú con varias opciones de primeros y segundos platos que no estaba nada mal. La encargada del albergue andaba un poco "mareada" con tantos peregrinos que le hablaban en no sé cuántos idiomas diferentes, de modo que pareció alegrarse cuando vio que éramos peregrinos españoles.
Mientras estábamos en el mostrador de la cafetería del albergue tomándonos unos cafés, el peregrino Toñín y yo observamos que vendían calabazas y sombreros de peregrino. No nos lo pensamos dos veces, y cada uno de nosotros compró su calabaza y su sombrero de los que, desde entonces, no nos hemos separado. Por cierto, que también aprovechamos todos el paso por este albergue para sellar en él nuestras credenciales de peregrino.
Por fin en Estella, pero...



Finalmente, a las nueve y media regresamos al hotel, donde cenamos unos platos combinados. Aquí nos encontramos con el matrimonio de Granada que estuvo alojado en la misma pensión de Zubiri que nosotros. Y, según nos han contado, también lo estará en el hotel de la próxima etapa, en el pueblo de Los Arcos. Estos hacen el Camino sin mochilas, ya que se las llevan en taxi hasta la población del final de cada etapa.
Mañana, la Fuente del Vino
Y así es como ha transcurrido el día de hoy. Sin duda, hoy hemos ido de más a menos. Ahora estoy con el peregrino Juanma viendo un programa de humor de la Televisión Vasca mientras nos embadurnamos los pies con los mejunjes. Mañana tenemos la penúltima etapa, que acaba en Los Arcos después de 22 kilómetros también: los 10 primeros de subida, y el resto de bajada. Nada más empezar toparemos con la famosa Fuente del Vino, donde el peregrino puede echarse un traguito de vino por cuenta ajena. Veremos cómo se comporta el tiempo. ¡Buen Camino!
Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Era "Ameno")
1 comentario:
En la villa de Cirauqui mientras descansabamos viendo el paisaje el peregrino Juanma telefoneó a su casa y le comunicaron que su hijo pequeño tenía varicela.
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