¡Hola peregrin@s!
Esta noche os escribimos desde el Albergue de Peregrinos de Redondela, lugar de descanso de nuestra tercera etapa del Camino. El día ha transcurrido bastante tranquilo, con tiempo soleado en todo momento. Hoy nos hemos reencontrado con el mar, aunque lo hemos visto de lejos, ya que el Camino atraviesa Redondela por su casco urbano, que se halla a tres kilómetros de la zona de playas. ¡Cachis en la...!
Precisamente es en la zona de playas donde se encuentran casi todos los hoteles de Redondela de modo que hemos tenido que apañarnos con el albergue en el que estamos alojados... ¡y con un solo baño para todos los peregrinos!
Bueno, ahí va el relato de la etapa de hoy (16,4 km entre O Porriño y Redondela)...
Salida de Porriño con tráfico
Tras desayunar en nuestro hotel lo que habíamos encargado el día anterior, salimos de Porriño a las nueve y media de la mañana siguiendo la calle general, que pronto se convierte en carretera general.
Caminamos por el arcén de la carretera siguiendo las famosas flechas amarillas. Sí, ya sé que vamos de espaldas a los coches, cosa que no se debe hacer... pero es por donde nos lleva el Camino. El recorrido se hace algo pesado y, a veces, peligroso como podréis apreciar en el vídeo de la etapa (que encontraréis más adelante). Por fin, pasadas las diez de la mañana, abandonamos el arcén de esta maldita carretera, cruzamos el río Louro y tomamos la vía romana del siglo XIX (sí, del siglo XIX... a mí también me sorprendió una vía romana de ese siglo). Se trata de un camino también asfaltado pero ya sin apenas tráfico.
El recorrido atraviesa un entorno rural, con presencia de alguna que otra casa, viñedos y algún asustadizo lagarto hasta la llegada a nuestra primera referencia del día, Mos.
Mos
Algo antes de las once de la mañana alcanzamos la población de Mos, primero cruzando una zona residencial con chalecitos bastante majos, y luego la zona monumental donde destaca el pazo de Mos, palacio de los marqueses de Mos, del siglo XVI, recientemente restaurado.
Junto al palacio está la iglesia y también hay una fuente, un cruceiro y un bar que, para desgracia nuestra, está cerrado. Así que nos quedamos sin sello que poner en la credencial y sin posibilidad de tomarnos un trago más allá del agua fresca de la fuente que, dicho sea de paso, tampoco nos viene nada mal.
La cuesta del día
Proseguimos la marcha, que se va haciendo algo empinada, y que no tiene nada que ver con lo que señala nuestro perfil de ruta (Mundicamino, ¿por dónde os habéis metido vosotros para dibujar el perfil de esta etapa?). Diez minutos después de dejar Mos nos topamos con el bonito cruceiro que veis en la foto de la izquierda, el Cruceiro dos cabaleiros, del que cuelgan dos faroles en su parte superior.
A partir de aquí, un camino de tierra nos conduce a la aldea de Enxertade, en lo alto del monte donde nos encontramos. Por aquí hay un conjunto algo disperso de ruinas y monolitos. También el único bar de la zona, donde nos detenemos para hacer un receso. Y para poner un pedazo de sello en la credencial que de jacobeo tiene muy poco pues más bien parece un anuncio publicitario del local... Son las doce menos cuarto de la mañana.
Descenso hacia Redondela
Tras media hora de parón, retomamos la marcha por la carretera asfaltada. Ahora la etapa se torna cuesta abajo, entre pinares. Ya a lo lejos puede apreciarse en algún momento el mar. Vamos avanzando poco a poco hacia la ría de Vigo.
Conforme nos acercamos a Redondela, el descenso se hace más acusado si cabe. Por fin, a la una y media de la tarde entramos en la villa. La etapa de hoy está cerca de su final.
Nos llaman especialmente la atención los espectaculares puentes de la vía del tren que sobrevuelan por completo la ciudad. Solo uno de ellos está operativo y, cada vez que pasa el tren, un fuerte sonido metálico recorre la villa de cabo a rabo. Muy curioso.
Llegada al albergue
Nuestro albergue se halla junto a la iglesia de Santiago y muy cerca del parque central de la ciudad. Cuando llegamos, a las dos de la tarde, nos encontramos con que el albergue está completamente cerrado y sin señales de vida. Este momento de cierta perplejidad lo aprovecha Toñín para poner la grabación con la risa maliciosa de Berengario el tractorista, otro de los impresentables personajes de José Mota. Jjjjjjji jjjjji... Qué cabr...
La calma llega cuando telefoneo al encargado del albergue, que se había ido a comer, y que nos da un código para abrir la puerta con ayuda del portero automático. En un cajón del interior encontramos la llave de nuestra habitación. Tiene cuatro literas, de modo que nos cogemos tres de ellas, dejamos las cosas donde podemos porque por no haber no hay ni un triste armario, nos acomodamos un poquito, incluyendo algún pequeño masaje en los pies por parte de Juanma (al que le está saliendo una ampollita), ... y nos marchamos a comer. Por el camino nos vamos cruzando con más peregrinos que van llegando al albergue...
Y, antes de salir, vemos sobre una mesa el sello del albergue, que aprovechamos para estampar en nuestras credenciales: el segundo sello del día y, desde luego, este con más aspecto de sello de peregrino que el primero de hoy, como podéis comprobar vosotros mismos en la imagen de los sellos de la etapa que os reproducimos a continuación.
Comida en Redondela
Tras un corto paseo por el parque antes mencionado nos acercamos a una cafetería que hay en un extremo del mismo. Ese es el lugar elegido para comer. Hoy, a las tres en punto de la tarde. Como siempre, unos buenos y bien ganados cervezones y unas cuantas racioncitas que, en esta ocasión, incluían una de chorizos al orujo. El camarero sudó de lo lindo hasta conseguir prender el orujo con los chorizos pero, al final, lo consiguió, como puede apreciarse en el vídeo correspondiente.
Tras la comida nos fuimos directamente a la habitación aunque, dado lo apretado de la misma, ya sabíamos que sería difícil conciliar el sueño con los habituales ronquidos de los peregrinos. Por un lado, Serrucho Man, el calificativo bien ganado por el peregrino Juanma a lo largo de todos estos años de Camino. Pero, por el otro lado, el Martillo Pilón, o sea, Toñín, que no le va a la zaga. Menudos rugidos de uno y otro...
Tarde-noche en Redondela
A eso de las seis y media de la tarde hicimos el esfuerzo de levantarnos de la siesta para salir a dar el habitual paseo de reconocimiento por la ciudad. Nos llamaron la atención, una vez más, los impresionantes puentes que cruzan el cielo de la villa.
A las ocho de la tarde nos metimos en un bar para echarnos unos botellines y leer la prensa local. Y una hora más tarde acabamos en una terraza cercana al albergue cenando con un Betis-Dépor (1-1) en la tele. Al final acabamos metiéndonos dentro porque en la calle empezaba a hacer algo de fresco.
A las once de la noche decidimos recogernos definitivamente y, ¡noticia!, esta vez sin tomarnos ningún pelotazo. Ya en el albergue advertimos que está prácticamente lleno y, mientras os escribía estas líneas, se nos ha incorporado un peregrino en nuestra habitación de modo que las cuatro literas ya están ocupadas. Pobrecito, cómo va a pasar la noche...
La etapa de mañana nos llevará a Pontevedra tras un recorrido de casi veinte kilómetros de perfil ondulado. Mañana tenemos un partido interesante de Champions en el Bernabeu: Real Madrid y Borussia Dortmund se ven las caras. En la ida ganaron los alemanes por 4-1, así que a Juanma le va a tocar sufrir... Pero como siempre, eso os lo contaremos... ¡mañana!
¡Buen Camino!
Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de All Stewart "On the border")
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