martes, 30 de abril de 2013

CS2013 — Etapa 4 (Camino de Pontevedra)



¡Hola peregrin@s!

Esta noche os escribimos desde nuestro céntrico hotel de la bonita capital pontevedresa, lugar de finalización de la cuarta etapa del Camino Portugués. La etapa en sí, de casi 20 kilómetros, ha estado bien aunque el último tramo, llegando ya a Pontevedra, se nos ha hecho un poco largo. ¡Hoy hemos comido a las cuatro y pico!

Me temo que esta noche Juanma va a dormir algo peor que otros días porque su Real Madrid acaba de caer hace una hora en la Champions, ¡y eso que estuvo cerquita de remontar! Pero no hay mal que no curen unos buenos pelotazos, y eso es lo que hemos hecho esta noche en un pub cerca de la iglesia de la Peregrina después del partido.

Bueno, pues tras este pequeño preámbulo, os dejo con la narración de la etapa de hoy... No os perdáis el primer vídeo, el que viene justo a continuación, que no tiene desperdicio...

¡En pie!

Amanece en Redondela con la estampa de la iglesia de Santiago frente a nuestra habitación del albergue. Algo antes de las ocho de la mañana nos levantamos... Y ya somos de los últimos, porque casi todos los peregrinos del albergue donde hemos pernoctado, incluido nuestro peregrino compañero de habitación, se han marchado hace ya tiempo. Menuda nochecita entre los ronquidos de unos, las pisadas de otros y los golpes de bastón de todos los peregrinos que se han levantado antes que nosotros.

Por si fuera poco, solo hay un baño para todos, de modo que debemos estar atentos para saber cuándo se queda libre. Así las cosas, Juanma y yo ya estamos prácticamente listos para partir... Son casi las ocho y veinte... Apuramos la aplicación de los mejunjes en los pies, cerramos las mochilas, pero... ¿Y Toñín? Sus ronquidos le delatan... ¡El tío todavía está roncando en su litera! Como diría mi madre cuando me quedaba durmiendo en cama... ¡arriba holgazán! Y, entre semirronquidos, parece oírsele un Estaba esperando a que terminéis... Pfff jajajaja, menudas risotadas que nos hemos echado Juanma y yo...



Salimos de Redondela

Tras desayunar en el mismo sitio donde cenamos anoche, a las nueve y media de la mañana reanudamos nuestra marcha del Camino. El primer tramo de la etapa es de subida. Ascendemos a la parte alta de la ciudad hasta situarnos al nivel del puente del tren, que cada vez que pasa retumba en toda la villa.

Callejeamos por Redondela hasta salir a la transitadísima carretera nacional N-550 que cruzamos a la carrera, literalmente jugándonos el pellejo, junto a la iglesia de la Virgen del Rosario. Ahí comienza una pista asfaltada en continuo ascenso.


La ría de Vigo a nuestros pies

La pista asfaltada da paso a un viejo camino de tierra que nos adentra en lo más profundo del monte. Se trata de un tramo muy bonito donde se puede respirar todo el aroma de la naturaleza.

La subida continúa por este camino hasta encontrarnos de nuevo con la odiosa N-550. Salimos a la altura de un bar, ya en la localidad de Viso, y desde aquí podemos contemplar la ría de Vigo y, al fondo, la característica silueta del puente de Rande. Son las diez de la mañana.

A partir de este punto, el Camino desciende suavemente hacia el mar. Vamos cruzando zonas boscosas, algunas verdaderamente bonitas, y a nuestros pies, la vista del mar con la ría de Vigo. Hoy pasaremos del paisaje de esta ría al paisaje de la ría de Pontevedra al final de la etapa.

A lo largo del Camino notamos la presencia de más peregrinos. Unas veces nos adelantan ellos (casi siempre). Otras veces (las menos) somos nosotros quienes les adelantamos. Todos aprovechamos estos encuentros para hacernos mutuamente fotos.




Arcade, tierra de ostras

Las pistas y caminos de tierra nos llevan hasta la localidad de Arcade, famosa por sus ostras. Atravesamos el interior de esta población en un pispás aunque no nos detuvimos para probar sus preciados moluscos sino para poner el primer sello de la etapa en su albergue de peregrinos y para hacer alguna foto, como la de la Lavandeira. Eran las once y cuarto de la mañana.

Pontesampaio, un bonito lugar para un receso

Desde Arcade vamos acercándonos más y más al mar hasta dar con él en una localidad muy hermosa, Pontesampaio. En ella destaca el puente sobre el río Verdugo, que desemboca allí mismo en la ría.

El puente anterior fue lugar de una batalla contra los franceses donde el ejército napoleónico sufrió una de sus peores derrotas en Galicia durante la Guerra de la Independencia española. En el puente hay una placa conmemorativa.

Justo en el extremo del puente vemos un bar donde aprovechamos para comernos unos bocatas y para estampar otro de esos sellos más publicitarios que jacobeos en nuestras credenciales.

Poco antes del mediodía reanudamos la marcha subiendo las empinadísimas cuestas de este pueblo hasta desembocar de nuevo en caminos rurales.

El último tramo hasta Pontevedra

Desde Pontesampaio hasta Pontevedra hay un largo tramo de casi 12 kilómetros sin referencias intermedias importantes. Eso sí, el recorrido sigue siendo verdaderamente hermoso. Bosque, monte, vegetación abundante... Mucho color verde en la etapa de hoy.

Quizás una de las referencias más destacadas que vimos en este tramo fue la capilla de Santa Marta, en una de las pequeñas aldeas que atravesamos antes de llegar a Pontevedra. En ese momento ya eran las dos de la tarde.


Llegada a Pontevedra

La última parte de la etapa se nos hizo un poco larga. Los tres kilómetros finales discurren por calles asfaltadas, en ocasiones con tráfico, y los pies empiezan a notar el recorrido acumulado.

Accedemos a la ciudad por la zona de la estación de autobuses y a las tres de la tarde, tras más de cuarenta minutos cruzando la ciudad, ya tenemos frente a nosotros la iglesia de la Peregrina, la más emblemática de Pontevedra. Como estaba cerrada, dejamos el pertinente sello para después de comer, pues se nos ha hecho bastante tarde. Nuestro hotel está cerca de allí, en una calle céntrica. A las tres y diez llegamos al mismo, nos registramos, dejamos las cosas y salimos pitando para buscar un sitio donde comer.



Comida en Pontevedra y paseo por la ciudad

Hoy nos toca comer bastante tarde. Callejeamos un poco por el centro y nos metemos en una taberna que pinta bien. Pero ya no les queda casi de nada. Y son las cuatro de la tarde. Así que tendremos que conformarnos con lo que haya...

Mientras esperamos las raciones solicitadas, nos dedicamos a practicar la nueva afición escultórica que estamos desarrollando este año en el Camino jejeje.

El café toca tomárselo en el Parador de Turismo, también situado en la zona céntrica. Aprovechamos para sellar aquí nuestras credenciales. Por cierto, el sello, de los más pequeños que nos han puesto. No se arruinarán en tinta, no.

Antes de regresar al hotel empleamos algo de tiempo en pasear por la ciudad. Visitamos el imponente convento de San Francisco así como la cercana iglesia de la Virgen de la Peregrina, patrona de la urbe, que antes estaba cerrada. Ahora sí, la encontramos abierta y pusimos el sello correspondiente. Esta iglesia contiene mucha simbología que hace referencia a los peregrinos.





Noche de Champions

Tras una siesta más corta de lo habitual, pasadas las ocho de la tarde retomamos las calles pontevedresas para buscar un bar donde ver el partido de Champions. Real Madrid contra Borussia Dortmund. En terreno alemán ganó el Borussia por 4-1 de modo que el Madrid necesita marcar al menos tres goles en el Bernabeu.

Nos metemos en un bar céntrico, muy animado, donde al compás de unas suculentas cervezas y raciones vamos viendo el decepcionante devenir del Madrid. Fallaron ocasiones de todos los colores. Higuaín, Ronaldo, Benzema... pero qué malos son. Al final, un insuficiente 2-0, a un gol de la remontada y... el Madrid a casa. Eliminados.

Aunque en esta ocasión los tres íbamos con el Madrid, nuestros gritos de ánimo resultaron infructuosos... Así que solo nos quedó entregar la noche a los pelatozos. Esta vez cayeron en un pub de decoración rústica, cercano a la Peregrina. Aquí ahogamos —sobre todo Juanma— las penas por esta frustrante noche futbolera.

Y de ahí para el hotel, a las once y media de la noche.

La etapa de mañana

La etapa de mañana nos llevará a Caldas de Reis, tras 23 kilómetros de caminata, la segunda etapa más larga de este Camino. El perfil, más o menos llano pero con una subidita intermedia. Mañana le tocará el turno al Barça en la Champions, que también tiene lo suyo contra otro equipo alemán, el Bayern, y un duro 4-0 que remontar. Pero, como siempre, eso os lo contaremos... ¡mañana!

¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Gerry Rafferty "Baker Street")



lunes, 29 de abril de 2013

CS2013 — Etapa 3 (Camino de Redondela)



¡Hola peregrin@s!

Esta noche os escribimos desde el Albergue de Peregrinos de Redondela, lugar de descanso de nuestra tercera etapa del Camino. El día ha transcurrido bastante tranquilo, con tiempo soleado en todo momento. Hoy nos hemos reencontrado con el mar, aunque lo hemos visto de lejos, ya que el Camino atraviesa Redondela por su casco urbano, que se halla a tres kilómetros de la zona de playas. ¡Cachis en la...!

Precisamente es en la zona de playas donde se encuentran casi todos los hoteles de Redondela de modo que hemos tenido que apañarnos con el albergue en el que estamos alojados... ¡y con un solo baño para todos los peregrinos!

Bueno, ahí va el relato de la etapa de hoy (16,4 km entre O Porriño y Redondela)...

Salida de Porriño con tráfico

Tras desayunar en nuestro hotel lo que habíamos encargado el día anterior, salimos de Porriño a las nueve y media de la mañana siguiendo la calle general, que pronto se convierte en carretera general.

Caminamos por el arcén de la carretera siguiendo las famosas flechas amarillas. Sí, ya sé que vamos de espaldas a los coches, cosa que no se debe hacer... pero es por donde nos lleva el Camino. El recorrido se hace algo pesado y, a veces, peligroso como podréis apreciar en el vídeo de la etapa (que encontraréis más adelante). Por fin, pasadas las diez de la mañana, abandonamos el arcén de esta maldita carretera, cruzamos el río Louro y tomamos la vía romana del siglo XIX (sí, del siglo XIX... a mí también me sorprendió una vía romana de ese siglo). Se trata de un camino también asfaltado pero ya sin apenas tráfico.

El recorrido atraviesa un entorno rural, con presencia de alguna que otra casa, viñedos y algún asustadizo lagarto hasta la llegada a nuestra primera referencia del día, Mos.

Mos

Algo antes de las once de la mañana alcanzamos la población de Mos, primero cruzando una zona residencial con chalecitos bastante majos, y luego la zona monumental donde destaca el pazo de Mos, palacio de los marqueses de Mos, del siglo XVI, recientemente restaurado.

Junto al palacio está la iglesia y también hay una fuente, un cruceiro y un bar que, para desgracia nuestra, está cerrado. Así que nos quedamos sin sello que poner en la credencial y sin posibilidad de tomarnos un trago más allá del agua fresca de la fuente que, dicho sea de paso, tampoco nos viene nada mal.



La cuesta del día

Proseguimos la marcha, que se va haciendo algo empinada, y que no tiene nada que ver con lo que señala nuestro perfil de ruta (Mundicamino, ¿por dónde os habéis metido vosotros para dibujar el perfil de esta etapa?). Diez minutos después de dejar Mos nos topamos con el bonito cruceiro que veis en la foto de la izquierda, el Cruceiro dos cabaleiros, del que cuelgan dos faroles en su parte superior.

A partir de aquí, un camino de tierra nos conduce a la aldea de Enxertade, en lo alto del monte donde nos encontramos. Por aquí hay un conjunto algo disperso de ruinas y monolitos. También el único bar de la zona, donde nos detenemos para hacer un receso. Y para poner un pedazo de sello en la credencial que de jacobeo tiene muy poco pues más bien parece un anuncio publicitario del local... Son las doce menos cuarto de la mañana.

Descenso hacia Redondela

Tras media hora de parón, retomamos la marcha por la carretera asfaltada. Ahora la etapa se torna cuesta abajo, entre pinares. Ya a lo lejos puede apreciarse en algún momento el mar. Vamos avanzando poco a poco hacia la ría de Vigo.

Conforme nos acercamos a Redondela, el descenso se hace más acusado si cabe. Por fin, a la una y media de la tarde entramos en la villa. La etapa de hoy está cerca de su final.

Nos llaman especialmente la atención los espectaculares puentes de la vía del tren que sobrevuelan por completo la ciudad. Solo uno de ellos está operativo y, cada vez que pasa el tren, un fuerte sonido metálico recorre la villa de cabo a rabo. Muy curioso.

Llegada al albergue

Nuestro albergue se halla junto a la iglesia de Santiago y muy cerca del parque central de la ciudad. Cuando llegamos, a las dos de la tarde, nos encontramos con que el albergue está completamente cerrado y sin señales de vida. Este momento de cierta perplejidad lo aprovecha Toñín para poner la grabación con la risa maliciosa de Berengario el tractorista, otro de los impresentables personajes de José Mota. Jjjjjjji jjjjji... Qué cabr...

La calma llega cuando telefoneo al encargado del albergue, que se había ido a comer, y que nos da un código para abrir la puerta con ayuda del portero automático. En un cajón del interior encontramos la llave de nuestra habitación. Tiene cuatro literas, de modo que nos cogemos tres de ellas, dejamos las cosas donde podemos porque por no haber no hay ni un triste armario, nos acomodamos un poquito, incluyendo algún pequeño masaje en los pies por parte de Juanma (al que le está saliendo una ampollita), ... y nos marchamos a comer. Por el camino nos vamos cruzando con más peregrinos que van llegando al albergue...

Y, antes de salir, vemos sobre una mesa el sello del albergue, que aprovechamos para estampar en nuestras credenciales: el segundo sello del día y, desde luego, este con más aspecto de sello de peregrino que el primero de hoy, como podéis comprobar vosotros mismos en la imagen de los sellos de la etapa que os reproducimos a continuación.





Comida en Redondela

Tras un corto paseo por el parque antes mencionado nos acercamos a una cafetería que hay en un extremo del mismo. Ese es el lugar elegido para comer. Hoy, a las tres en punto de la tarde. Como siempre, unos buenos y bien ganados cervezones y unas cuantas racioncitas que, en esta ocasión, incluían una de chorizos al orujo. El camarero sudó de lo lindo hasta conseguir prender el orujo con los chorizos pero, al final, lo consiguió, como puede apreciarse en el vídeo correspondiente.

Tras la comida nos fuimos directamente a la habitación aunque, dado lo apretado de la misma, ya sabíamos que sería difícil conciliar el sueño con los habituales ronquidos de los peregrinos. Por un lado, Serrucho Man, el calificativo bien ganado por el peregrino Juanma a lo largo de todos estos años de Camino. Pero, por el otro lado, el Martillo Pilón, o sea, Toñín, que no le va a la zaga. Menudos rugidos de uno y otro...

Tarde-noche en Redondela

A eso de las seis y media de la tarde hicimos el esfuerzo de levantarnos de la siesta para salir a dar el habitual paseo de reconocimiento por la ciudad. Nos llamaron la atención, una vez más, los impresionantes puentes que cruzan el cielo de la villa.


A las ocho de la tarde nos metimos en un bar para echarnos unos botellines y leer la prensa local. Y una hora más tarde acabamos en una terraza cercana al albergue cenando con un Betis-Dépor (1-1) en la tele. Al final acabamos metiéndonos dentro porque en la calle empezaba a hacer algo de fresco.

A las once de la noche decidimos recogernos definitivamente y, ¡noticia!, esta vez sin tomarnos ningún pelotazo. Ya en el albergue advertimos que está prácticamente lleno y, mientras os escribía estas líneas, se nos ha incorporado un peregrino en nuestra habitación de modo que las cuatro literas ya están ocupadas. Pobrecito, cómo va a pasar la noche...



La etapa de mañana

La etapa de mañana nos llevará a Pontevedra tras un recorrido de casi veinte kilómetros de perfil ondulado. Mañana tenemos un partido interesante de Champions en el Bernabeu: Real Madrid y Borussia Dortmund se ven las caras. En la ida ganaron los alemanes por 4-1, así que a Juanma le va a tocar sufrir... Pero como siempre, eso os lo contaremos... ¡mañana!

¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de All Stewart "On the border")




domingo, 28 de abril de 2013

CS2013 — Etapa 2 (Camino de O Porriño)


¡Hola peregrin@s!

Esta noche os escribimos desde la habitación triple de nuestro hotel pontevedrés de O Porriño, lugar de llegada de la segunda etapa del Camino Portugués. Han sido poco más de quince kilómetros que se nos han hecho, en general, bastante cómodos. El tiempo, soleado y con sensación térmica agradable en todo momento.

La primera parte de la etapa ha estado muy bien, caminando entre bosques y riachuelos, pero la llegada a Porriño ha venido marcada por la zona industrial que rodea a esta población y que ha habido que cruzarla sin remedio. Esta parte sí que se nos hizo más pesada. Por otro lado, parece que este año vamos a notar mayor presencia de peregrinos que el año pasado en el Camino Aragonés.

Bueno, pues ahí va el relato de la etapa...

Comienza el día

El día se despierta completamente despejado. Somos tres en la habitación, por supuesto en tres camas claramente diferenciadas, pero solo hay un cuarto de baño. Y esta circunstancia seguramente se note en todos los días en forma de cierto retraso.

Unos más remolones que otros, pero todos acabamos preparándonos para nuestro primer día serio de caminata. Aseo, mejunjes en los pies, todos los cuidados del peregrino y... ¡En pie!

Hasta pasadas las nueve de la mañana no hemos bajado a desayunar a la cafetería del hotel donde, por cierto, había un bonito cuadro con faros gallegos. También vimos en una revista un simpático anuncio sobre un producto anti-ronquidos. Toñín y yo se lo enseñamos a Juanma, pero me temo que no nos hizo mucho caso, jejeje. ¡Vaya nochecita la de hoy!

Así las cosas, tras nuestro habitual desayuno de café con zumo y tostadas, sin que faltase algo de bollería, nos ponemos en marcha... ¡A las nueve y media! Menos mal que la etapa es corta y con un perfil llano.

Las primeras referencias del día

Nuestro hotel de Tui está justo a la salida de la ciudad, pero en la dirección del Camino, de modo que eso que tenemos ganado. La parte inicial del recorrido de hoy transcurre por los barrios periféricos de Tui. Tras quince minutos de caminata llegamos a una pequeña plaza donde hay un quiosco de música y un cruceiro. Un poco más adelante se halla la pequeña iglesia de San Bartolomé.

A partir de ese punto nos metemos de lleno en el campo. Primero nos topamos con un monumento al peregrino junto a un puentecito sobre el río Louro.


Y a partir de ahí, una serie de veredas y pequeños caminos nos lleva al Santuario de la Virgen del Camino. Son las diez y media de la mañana.



San Telmo y Ribadelouro

Tras un pequeño trecho de arcén por la carretera, el recorrido se adentra en un pequeño bosque surcado por el río Louro y se va haciendo cada vez más agradable. Al cabo de un rato llegamos a un misterioso lugar con una cruz de piedra y un monolito. En el monolito puede leerse la inscripción: Aquí enfermó de muerte San Telmo en abril de 1251. Este santo es el patrón de Tui y da nombre, entre otros, al Parador de Turismo.

A estas alturas de etapa ya hemos coincidido con varios peregrinos. Destacaría, en particular, un grupo de peregrinos andaluces (creo que de Sevilla) a los que acabamos de adelantar. Toñín sigue poniendo, de vez en cuando, algunas de las graciosas grabaciones del programa de José Mota. Nuestro deambular transcurre con los sonidos del bosque y los ecos de las risotadas.

Así, al son del Cansino y de otras grabaciones de José Mota llegamos al pequeño pueblo de Ribadelouro a las once y cuarto. Aquí hacemos un alto y nos tomamos un refrigerio en el bar del Centro Cultural de la localidad a la vez que ponemos el primer sello del día en nuestra credencial.

Poco a poco se van incorporando a este lugar el resto de peregrinos que hemos ido adelantando a lo largo del recorrido. Algo antes del mediodía, reanudamos la marcha no sin antes hacernos una foto de grupo en un cruceiro cercano.

Zona industrial

El precioso paseo por el bosque, con sendas rodeadas de árboles, puentes de piedra sobre el río y alguna que otra ovejita, termina bruscamente cuando giramos para enfilar una interminable recta que discurre en medio del polígono industrial de Porriño. ¡Qué horror!

Son más de tres kilómetros de zona industrial que tardamos en atravesar alrededor de una hora. Aquí ya no hay rastro de ninguna de las delicias del paisaje de las que disfrutábamos tan solo unos cientos de metros atrás. Por fin, pasada la una de la tarde, tras cruzar una pasarela metálica sobre las vías del tren, tomamos el arcén de la carretera. Porriño ya se divisa a lo lejos.

Llegada a O Porriño

Antesala de nuestra llegada a la meta de hoy es la pequeña capilla de la Virgen de la Guía, unos cientos de metros antes del final de etapa. Un rato después, un poquito antes de las dos de la tarde, entramos en la villa. La iglesia parroquial de San Salvador está abierta, pero no hay nadie que la atienda ni vemos sello alguno que poner en nuestras credenciales.

Avanzamos por la calle principal que nos lleva hasta la plaza del bonito edificio del Ayuntamiento, sin duda lo más destacado de esta ciudad. Los acordes de un gaitero saludan nuestra presencia. A las dos y diez de la tarde llegamos al hotel, muy cerquita del Ayuntamiento. Se accede tras cruzar la vía del tren. Nada más registrarnos en el hotel, nos dan una hojita para que rellenemos lo que queremos desayunar mañana.

Tras acomodar mínimamente las cosas en nuestra habitación, bajamos de nuevo al pueblo porque se nos empieza a hacer algo tarde para comer. Un bar de la animada calle principal fue el lugar elegido para el almuerzo. Vacilamos un poco a la camarera, muy jovencita y simpática, diciéndole que los tres somos hermanos... ¿De verdad que sois hermanos? Pues... ¡no os parecéis mucho! Nuestra respuesta fue un jajajajaja... Al final la camelamos para que nos sacara alguna foto. Y a los chupitos que nos puso. A las cuatro de la tarde regresamos al hotel.



Tarde-noche en O Porriño

En el hotel tocó siesta. La etapa de hoy no fue dura, poco más de 15 km, pero los pies necesitaban un merecido descanso. Fue difícil conciliar un sueño entre semejantes ronquidos como los que se escucharon a lo largo de la tarde. Hice lo que pude... Finalmente, a las ocho, salí con Juanma a dar un paseo. Nos acercamos al cercano albergue de peregrinos, al otro lado del río Louro —que cruza el pueblo—, a sellar nuestras credenciales. Toñín, que estaba terminando de ducharse, apareció a la media hora. Junto al albergue había una escultura de un bordón con un par de calabazas que, desde luego, recordaba a otra cosa...



Aprovechamos lo que quedaba de tarde para dar un paseo por la villa y acabamos entrando en una taberna rústica, muy animada, donde nos cerveceamos un poco. En particular, probé por primera vez la Estrella de Galicia 1906, la del centenario de la marca gallega. En la tele estaban poniendo los goles de esta jornada dominguera y futbolera. Al final, decidimos quedarnos aquí también para la cena, pero esta vez ya con unos albariños de la tierra que remojaron abundantemente unas cuantas raciones con productos de la región. Y a las once de la noche, de vuelta a la habitación del hotel.


La etapa de mañana

Mañana, otra etapa corta y con pocos desniveles. Algo más de 16 kilómetros hasta Redondela, donde nos espera el albergue de peregrinos para dormir ya que no hay otro alejamiento en ese pueblo salvo un hotel de lujo que se escapa de las posibilidades económicas de unos modestos peregrinos como nosotros. Será la segunda vez que pernoctemos en un albergue. La anterior fue en el pueblo palentino de Ledigos, allá por 2009. Pero eso... os lo contaremos ¡mañana!

¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Lana del Rey "Born to die")