jueves, 3 de mayo de 2018

CS2018 — Etapa 5 (Camino de Sigüeiro)


¡Hola  peregrin@s! Esta noche os escribimos desde nuestro coqueto hotel a orillas del río Tambre, en la pequeña localidad de Sigüeiro, a poco más de 16 km de Santiago. Hoy hemos concluido aquí la penúltima etapa de este Camino Inglés, 25 kilómetros relativamente cómodos desde Mesón do Vento.

Ha sido un día tranquilo, soleado y con poblaciones intermedias muy pequeñas, como ayer. Bueno, ya casi olemos el final de este Camino asi que os dejamos con lo que ha sido el relato de la jornada de hoy.

Salida soleada desde Mesón do Vento

Tras una escalofriante noche de ronquidos y de bocinas de camiones, amanece en nuesto hotel de carretera en Mesón do Vento. La habitual inspección ocular desde la ventana del hotel nos indica que parece que el día de hoy será soleado.

Como de costumbre, a las nueve y media nos ponemos en marcha. El ritual habitual de echarse pócimas, ungüentos y comprobar alguna tirita precede al abandono del hotel, no sin antes sellar en él nuestras credenciales. La verdad es que el botiquín no está teniendo excesivo protagonismo en este viaje; tan solo alguna que otra tirita y poco más.

El camino no lo retomamos desde el final de etapa de ayer, Hospital de Bruma, sino desde el hotel en Mesón do Vento, a algo menos de dos kilómetros de Bruma. Desde aquí tomaremos una pequeña carretera local hasta incorporarnos de nuevo al itinerario oficial.

Al cuarto de hora de iniciar la marcha ya estamos en el recorrido oficial. Se inicia la quinta etapa de este Camino Inglés 2018.

Lo primero que nos llama la atención es que ya no vamos tan solos como en las etapas anteriores. Se aprecian a lo lejos pequeños grupos de peregrinos. Sin duda, la unión de las dos variantes del Camino antes de llegar a Bruma (los que vienen desde La Coruña y los procedentes, como nosotros, de Ferrol) ha hecho aumentar apreciablemente el número de peregrinos.

Entre borricos y dinosaurios

La etapa de hoy no tiene grandes referencias intermedias. A la media hora de caminata llegamos a la altura de la pequeña iglesia de San Pedro de Ardemil, con su correspondiente cruceiro. Estamos en el lugar conocido como Cabeza de Lobo, kilómetro 3 de la etapa.

Muy cerquita de aquí nos topamos con un prado por el que deambulaba un lindo borrico. Y justo al lado había una serie de curiosas esculturas: un santiago gigantesco, un dinosaurio... además de un hermoso hórreo. La verdad es que el lugar es bonito y el día acompaña.



Reanudamos la marcha por caminos vecinales y atravesando espesas (y preciosas) zonas de monte hasta desembocar, a las 11.20 horas en un pueblecito llamado A Rúa, en el que destaca su iglesia de San Paio. Nos encontramos ya en el kilómetro 7 de etapa.


Cada vez vemos más peregrinos por esta zona, entre ellos una familia de peregrinos andaluces: dos chicas, sus padres y algún hermano de estos últimos. Coincidiremos con ellos varias veces a lo largo de la etapa.

La parada de Felipe II

Nuestra siguiente referencia en la jornada de hoy se llama A Calle, otra pequeña aldea, situada en el kilómetro 12 de la etapa y donde tenemos previsto realizar el avituallamiento de media mañana de hoy. Antes de llegar a esta localidad, más caminos vecinales, más montes y más túneles de laureles por el bosque. A estas alturas de camino la peregrina Isabel ya nos ha bautizado como Peregrino Dormilón, Peregina Caracola y Peregrino Comilón, bueno mejor Peregrino Golosón. ¿Os imagináis quién es cada uno?

Por fin, a las 12.30 horas llegamos a la aldea de A Calle, donde entramos en un bar para tomarnos unos bocatas y unas bebidas; y también para sellar nuestras credenciales. Junto a este bar está la Casa Maldonado, cuyo dintel guarda una inscripción (que apenas se lee) que atestigua el paso y pernocta en esta aldea de Felipe II en 1554.



Una recta sin fin

La última parte de la etapa de hoy discurre por multitud de pistas y caminos vecinales, cruzando pequeñas aldeas, hasta desembocar en una recta interminable, paralela a la autovía. Prácticamente dos horas de recta junto a la autovía hasta alcanzar el polígono industrial de Sigüeiro. La verdad es que se nos acabó haciendo bastante pesado este tramo final de etapa.

En medio de este último trayecto aún hubo lugar para un parón en una pequeña zona de descanso junto a una fuente: la fonte da Santiña. Aquí, además de refrigerarnos un poco con el agua de la fuente, dimos buena cuenta de las almendritas que siempre lleva encima Isabel y de las también omnipresentes barritas energéticas de Juanma.

A partir de aquí, lo dicho. Recta y más recta hasta el polígono industrial de Sigüeiro, a tan solo dos kilómetros del final de la etapa de hoy. El paisaje ya es mucho más abierto que en otras partes de la etapa de hoy. Son las cuatro y diez de la tarde y el tiempo sigue soleado pero un pelín fresco.



Meta a orillas del Tambre

En cuanto dejamos atrás el polígono industrial damos la bienvenida a un bonito parque arbolado que marca el inicio de Sigüeiro. Nuestro hotel está al otro lado de esta pequeña población dormitorio de la ciudad de Santiago.

A la salida del parque está el edificio del Ayuntamiento que da paso al casco urbano de la pobación. Tras cruzarlo, a las 16.40 horas llegamos a nuestro pequeño y coqueto hotel junto al río Tambre. En la terraza del hotel, al lado mismo del río, vemos a algunas de las peregrinas con las que hemos coincidido en la etapa. Estaban tomándose unas jarritas de cerveza y, por qué no reconocerlo, nos entraron ganas a nosotros de hacer lo mismo.


Como ya es un poco tarde para comer, tras registrarnos en el hotel y sellar por tercera vez hoy las credenciales, nos tomamos unas cervecitas bien frescas en la terraza frente al río aderezadas con algún aperitivo. Por cierto, que las habitaciones del hotel están muy bien: las tenemos justo al nivel de la calle, al lado mismo de la entrada y, desde ellas, tenemos el río a unos escasos veinte metros. Las habitaciones están superlimpias, bien equipadas y, además, están perfumadas y huelen muy bien.



Paseo por la tarde y cena (con cartas) en Sigüeiro

Tras acomodarnos en las habitaciones y dedicar algunas minutos al asueto tranquilo, a eso de las ocho de la tarde salimos a dar un paseo por el pueblo.

Regresamos al parque que cruzamos al entrar en el pueblo, y que está atravesado por un arroyo. Este paseo no empezó con buen pie... Sobre todo para la peregrina Isabel, que pisó una mierda... Jajajaja... A partir de aquí, escapábamos de ella como de la peste. Tuvo que volver a la habitación a limpiarse el calzado.

Tras esa incidencia regresamos a nuestro paseo, esta vez por el casco urbano. Cada dos por tres coincidíamos con otros peregrinos. Al final, nosotros acabamos en una cervecería para echarnos unas birritas. Cuando nos dejó el sol, se notaba cierto fresquito y buscamos una cafetería donde cenar platos combinados y raciones, ver la clasificación del At. Madrid para la final de la Europa League eliminando al Arsenal inglés y, por último, darle a Juanma la oportunidad de tener una digna revancha por su desastre de ayer jugando a las cartas. No la aprovechó. El pobre acabó poniéndonos los cafés mientras Isabel y yo luchábamos por ganar cada chinchón. Juanma, ¡habrá que esperar a otro Camino para ganarnos...! jejejeje. A las 11 de la noche regresamos al hotel como cierre de la jornada.



La etapa de mañana

Y mañana viernes última etapa de este Camino Inglés: 16,5 kilómetros hasta Santiago y otro Camino para la colección. Como en otros finales de Camino, estaremos todo el viernes en Santiago y regresaremos a Madrid en el tren de las 3 de la tarde del sábado por lo que el último relato de este Camino os lo escribiremos ya desde Madrid.

No parece que el de mañana vaya a ser un recorrido demasiado complicado pero siempre surge alguna cosa. En fin, ya sabéis, lo que pase... os lo contaremos... ¿mañana? ¡No! Esta vez será... ¡Pasado mañana! ¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Bob Dylan "Knocking on heaven's door")



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