lunes, 30 de abril de 2018

CS2018 — Etapa 2 (Camino de Pontedeume)



¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos desde la preciosa localidad de Pontedeume, final de esta segunda etapa del Camino Inglés que hemos recorrido hoy. Han sido 16 kilómetros de etapa que comenzamos con sol, seguimos con un diluvio y terminamos con sol otra vez. Aquí tenéis el relato del día...

Comienza la jornada...

Como es habitual, las ocho menos cuarto es nuestra hora para despertarnos. Lo primero que suelo hacer al levantarme por la mañana es asomarme por la ventana mientras nos vamos turnando para usar los baños.

Nuestra pensión se halla en la carretera general y el ruido de los camiones siempre contribuye a que estemos despiertos desde antes de que suenen los despertadores. Hemos oído también el paso de algunos peregrinos. Hoy el día amanece fresco, con alguna nube pero, de momento, sin amenaza de lluvia... al menos a corto plazo.

Tras pasar por los baños, toca ponerse los ungüentos habituales del peregrino, que tanto nos protegen de ampollas y rozaduras, vestirse adecuadamente y bajarse a desayunar a la cafetería, donde nos encontraremos con la peregrina Isabel, que hoy ha disfrutado de una habitación individual para ella sola, a salvo de nuestros ronquidos... y sobre todo, de los de Serrucho man...

...Y la etapa

Tras desayunar café con tostadas y zumo en la pensión, arrancamos la etapa de hoy. Son las 9.30 horas y tenemos 16 km por delante. Con un poco de suerte llegaremos a Pontedeume para comer allí.

Estos primeros minutos de la etapa los dedicamos a disfrutar del precioso entorno donde hemos pernoctado hoy: las vistas de Narón frente a nosotros, el río Grande y el puente con la cascada en la que ayer no se fijaron ni Juanma ni Isabel... Y el mojón que anuncia que quedan ya menos de 100 km hasta Santiago.

Tras acercarnos un momento a la administración de lotería que hay frente a la pensión, iniciamos la etapa...



Neda con sol

Siguiendo un caminito que va paralelo a la carretera, en pocos minutos alcanzamos el centro del pueblo de Neda, que ayer no llegamos a visitar. El día luce esplendoroso.

En Neda nos encontramos con dos iglesias, una a cada lado del río Belelle: la de Santa María, del siglo XVIII, y la de San Nicolás, donde están tocando a muerto, y a cuya entrada se encuentra uno de los cruceiros más antiguos de Galicia junto al de Melide. La primera de las iglesias estaba cerrada, pero no así la segunda, donde pusimos en la credencial nuestro primer sello de la etapa.

Para llegar a esta última iglesia recorrimos una calle de trazado medieval, con viviendas porticadas de los siglos XVII y XVIII, y en la que también destaca la presencia de la Casa Consistorial y, adosada a ella, la Torre del Reloj.




A la salida del pueblo se inician unas duras rampas desde las que divisamos unas vistas espectaculares de la ría de Ferrol y de los municipios de Narón y Neda. Frente a nosotros tenemos prácticamente el recorrido que hicimos ayer, en la otra orilla, en la que llegamos a identificar en la lontananza el Mosteiro do Couto. Nos despedimos aquí del concello de Neda. Damos la bienvenida al de Fene.





Fene y el diluvio

Tras las rampas de subida viene un terreno en descenso por pistas vecinales, de unos 2 kilómetros, que nos lleva directos a la localidad de Fene. A lo largo de este tramo el cielo se va oscureciendo y es cuestión de tiempo que nos caiga el primer chaparrón de la jornada.

Por suerte esto sucede justo al mediodía, cuando estábamos entrando en el pueblo. Así que corremos a refugiarnos en una cafetería a la vez que aprovechamos para tomarnos unos cafés y estampar en nuestras credenciales el segundo sello del día. Estamos en el kilómetro 6 de etapa; nos faltan 10.

A la media hora reanudamos la marcha, ya apenas sin lluvia o con lluvia intermitente, aunque no terminamos de fiarnos y seguimos con los ponchos puestos. Poco a poco va quedando atrás la localidad de Fene que ha sido un visto y no visto.



Adiós, ría de Ferrol

Seguimos avanzando, por caminos que discurren por el monte y ya hace rato que hemos perdido de vista el mar. Prácticamente desde Fene. Queda atrás la ría de Ferrol. Tampoco hay noticias de otros peregrinos; de hecho, caminamos solos con la compañía de vacas y caracoles...

Es la una de la tarde y nos deben de quedar unos 7 kilómetros para acabar la etapa.



Hola, ría de Ares

Y seguimos avanzando, cruzando lugares con pequeñas aldeas y tierras de labor. Nos vamos acercando poco a poco a una nueva ría, la de Ares y, por momentos, se adivina la presencia de Pontedeume a lo lejos aunque el día está algo brumoso.

Notamos que el plan de ruta que llevamos en nuestros cuadernitos no coincide plenamente con lo que nos estamos encontrando. La Xunta está modificando el recorrido del Camino Inglés en algunos tramos de modo que las referencias que tenemos en cuanto a lugares y distancias no son del todo exactas.

Una de las escenas del día fue el encuentro con el caballo del Águila Roja que estaba apaciblemente tumbado en un prado. ¡Qué preciosidad de animal!

La cada vez mayor presencia de casas constituye, sin duda, un buen indicador de la cercanía de nuestro destino de hoy. Son las dos y media de la tarde... Se siente, se huele Pontedeume. ¿Llegaremos a tiempo para comer sin prisas?

En teoría, según la hoja de ruta, deberíamos estar a punto de encontrarnos con la playa de la Magdalena, por donde discurriría el camino según nuestros datos pero mucho nos tememos que este ha sido otro de los cambios que la Xunta ha hecho en el itinerario.

Poco después salimos de dudas, en efecto, el camino nos lleva al final de la playa, justo donde empieza el puente de 15 arcos sobre el río Eume. Ya tenemos delante de nosotros Pontedeume, pero sin playa, como Madrid jejeje...

Llegada a Pontedeume

A las tres de la tarde cruzamos el puente que da nombre a esta preciosa villa. Y justo al otro lado está nuestro hotel con lo que la etapa de hoy se da por finalizada aquí mismo. Nuestro plan es registrarnos en el hotel, dejar las cosas en la habitación triple de hoy y buscar rápidamente un sitio donde comer antes de que nos cierren las cocinas.

Y eso es lo que hicimos. Estuvimos comiendo en un mesón cercano y luego nos volvimos al hotel a disfrutar de una merecida siestecita en la habitación del hotel, con vistas a la ría. Por cierto, en el brindis durante la comida por la finalización de la etapa de hoy ocurrió un accidente cervecero en el que mi jarra de cerveza acabó mal parada... ¡Cachis!



Paseo por la tarde y cena

A las siete y media de la tarde nos dimos un paseo por esta bonita villa. Visitamos la iglesia de Santiago, en la parte alta de la ciudad, donde tuvimos tiempo de departir con el párroco, que nos regaló unas conchitas además de poner en nuestras credenciales el tercer sello de la jornada. Nos contó que esa iglesia era la más grande de la zona tras la concatedral de Ferrol: ¡cachis!, no la vimos cuando estuvimos por allí.

Y también nos habló de dos personajes: Fernando Pérez de Andrade, caballero del siglo XIV y señor de estas tierras, muy presente en los monumentos de la comarca (sobre todo, por la Torre de los Andrade, icónica de Pontedeume y que hoy es sede de la oficina de turismo), y Bartolomé de Rajoy, arzobispo de Santiago en el siglo XVIII y natural de Pontedeume, cuyo palacio es uno de los monumentos más destacados de la villa y que nos recomendó ver.
 


Tras comprar lotería dimos un paseo por las empinadas calles del pueblo observando todos sus monumentos, entre ellos los antes citados.

Aquí en Pontedeume ya era notoria la presencia de más peregrinos.

Luego nos metimos en un par de mesones para, primero, echarnos unas cañas, y después, meternos una buena cena. Y a las 23.15 horas, retirada y fin de la jornada no sin antes disfrutar de una última vista nocturna de Pontedeume desde su emblemático puente.

La etapa de mañana

Mañana nos espera una etapa también corta (21 km) pero algo más rompepiernas que las dos primeras. Pero sobre todo nos espera una de las poblaciones más bonitas de Galicia, Betanzos, con un importante patrimonio monumental. Y antes de llegar a ella, la zona de Miño (no confundir con el río), donde se concentran algunas de las playas gallegas más espectaculares. Pero ya sabéis, eso os lo contaremos... ¡mañana! ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Bedrich Smetana "La Moldava")




1 comentario:

Juanma dijo...

Preciosa la Iglesia de San Nicolás en Neda.
Etapa con lluvia y final en la población de Pontedeume en la que disfruté de sus monumentos. El párroco de la hermosa Iglesia de Santiago nos explicó la historia de la misma y nos regaló una concha de recuerdo a cada uno.
¡¡ Cuanto agradezco esta hospitalidad !!