domingo, 29 de abril de 2018

CS2018 — Etapa 1 (Camino de Neda)



¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos desde el pueblecito de Neda, donde hemos concluido la primera etapa del Camino Inglés, 15 kilómetros a lo largo de la costa con inicio en Ferrol.

Ha sido una etapa cómoda, bonita (sobre todo por las espectaculares vistas de la ría de Ferrol) y solo entorpecida por varios aguaceros que nos han pillado en momentos puntuales. En el primero de ellos tuvimos que refugiarnos nada menos que... ¡en un tanatorio!

Bueno, os dejamos con el relato de lo que ha sido nuestro primer día del Camino Inglés...

¡A levantarse!

Son las 7.45 horas de la mañana y las alarmas de los móviles nos avisan de que hay que levantarse. ¡Qué gustazo dormir en un parador! Anoche, aprovechando el hilo musical de nuestra habitación triple puse un ratito el canal de música clásica que nos ayudó a quedarnos sopas...

En esta primera mañana del Camino, desde la ventana de la habitación vemos que el día se presenta muy nublado pero, de momento, sin lluvia.  Poco a poco vamos incorporándonos y retomando el viejo ritual de preparar mochilas, embadurnarnos con los mejunjes... En el caso de la peregrina Isabel con más prisa si cabe ya que a las ocho viene el servicio de Correos a recoger su mochila para llevársela a nuestro alojamiento en Neda.

A las nueve de la mañana, con un poco de retraso, abandonamos el parador (tras sellar por primera vez nuestras credenciales) para dirigirnos a la zona portuaria a desayunar. En unos minutos volveremos a pasar por aquí, pero esta vez ya como peregrinos haciendo su camino. Tampoco nos preocupa demasiado el retraso porque la etapa de hoy es corta y llana.



Quince minutos más tarde, ya en la zona portuaria, desayunamos en una cafetería próxima al lugar donde cenamos ayer, muy cerquita del mojón que marca el inicio del Camino.

Comienza el Camino Inglés

Por fin, pasadas las nueve y media de la mañana, comenzamos el Camino Inglés, en el lugar del puerto señalizado por el correspondiente monolito de piedra. Aquí empieza esta primera etapa, con 15 kilómetros bordeando la costa de la ría de Ferrol hasta Neda.

Estos primeros momentos del camino nos resultan muy familiares porque vamos recorriendo la zona ferrolana por donde nos movimos en el día de ayer.

Así las cosas, a los diez minutos de marcha estábamos nuevamente a la altura del Parador, pero esta vez como peregrinos, no como clientes. Nos detuvimos solo lo necesario para hacernos alguna foto y reaudamos la marcha por el centro de la ciudad.



Cruzando Ferrol

Los primeros kilómetros de camino discurren por un hermoso itinerario urbano que cruza Ferrol a través de calles, plazas y parques. Es de destacar la gran plaza donde se sitúa el ayuntamiento.

Poco a poco el camino se va alejando del centro urbano para dirigirse hacia las zonas portuarias donde se sitúan los espectaculares astilleros, con sus gigantescas grúas, y los cuarteles de la Armada. Las vistas de la ría son impresionantes. A un lado va quedando Ferrol y al otro se divisan, a lo lejos, las poblaciones de Narón, Neda y Fene.


Ya fuera de la zona urbana nos sorprende la presencia de una pequeña capilla junto al mar. Se trata de la capilla de Santa María de Caranza, lugar donde hacemos un alto. Son las 11.20 h y ya llevamos casi 5 km de camino.


Cambia el tiempo

Según vamos dejando atrás Ferrol vemos que el día se va oscureciendo. De hecho observamos que hay grandes nubes descargando agua sobre Ferrol y no tardarán mucho en alcanzarnos...

En efecto, a las 11.50 h nos toca ponernos los ponchos porque empieza a llover con fuerza. Buscamos un sitio donde refugiarnos y aprovechar para tomarnos algo a la espera de una mejoría del tiempo. Pero no lo encontramos hasta pasadas las doce... Y tuvo que ser en la cafetería de un tanatorio (donde pusimos en nuestras credenciales el sello más lúgubre de todos los caminos), ya que no había otra cosa.

Una vez reanudada la marcha, el camino sigue recorriendo parajes singulares muy cerquita de la costa, y también de las vías del tren, hasta llegar al Monasterio de San Martiño de Xubia también conocido como Mosteiro do Couto, del siglo XII. Este lugar es impresionante y aquí confluye el Camino Inglés con el camino que viene del santuario de San Andrés de Teixido, donde según la tradición gallega vai de morto quen non foi de vivo. Llevamos casi diez kilómetros de etapa, nos quedan poco más de cinco, y es la una y media de la tarde... Y de nuevo sin ponchos. El tiempo nos ha dado un respiro.





Final de la etapa

A lo largo de la etapa apenas si hemos coincidido con otros peregrinos. Realmente fue en estos últimos kilómetros cuando coincidimos con un grupito de peregrinas andaluzas que se dirigían hasta Pontedeume, nuestro final de etapa de mañana, o sea, 16 km más.

En esta parte final de la etapa el camino discurre por una zona donde hay varios molinos de agua. Para ver uno de ellos dimos un rodeo cruzando un pequeño brazo de agua. Y justo a la vuelta de ver este molino, regresa la lluvia. Otra vez a ponerse los ponchos.

Por fin, poco antes de las tres de la tarde, un gran paseo marítimo ajardinado nos conduce hasta Neda. Accedemos desde la limítrofe población de Narón, donde sobresalen las dos torres puntiagudas, como proyectiles, de su iglesia. Tras cruzar un pequeño puente sobre el río Grande del Xubia, entramos en Neda, y solo unos metros después, nuestro alojamiento: una sencilla pensión en la carretera principal que lleva al centro del pueblo, distante un kilómetro, y por donde pasaremos mañana. Son las tres y media de la tarde y acabamos de completar la primera etapa.

Como es tan tarde, encargamos en la cafetería de la pensión la comida para que nos la preparen mientras dejamos nuestras cosas en las habitaciones que, para variar, están en un tercer piso sin ascensor. Acabamos comiendo a las cinco de la tarde, eso sí, con unas vistas espectaculares de la ría (o más bien de la desembocadura del río Grande en la ría) con el pueblo de Narón justo enfrente. Y con Rafa Nadal en la tele ganando un nuevo Conde de Godó.





Tarde en Neda

La tarde en Neda fue tranquila por obligación. Afuera llovía, Juanma se quedó en la habitación echándose una buena siesta e Isabel y yo estuvimos en la cafetería jugando a las 4 en raya.

A las 7 bajó Juanma y, como dejó de llover, nos dimos una vuelta por los alrededores. El pueblo queda algo lejos (lo cruzaremos mañana), así que nos acercamos al Albergue de peregrinos que está a solo 100 metros. Antes de salir sellamos las credenciales en nuestra pensión y, un rato después, también en el albergue.

Junto al albergue había una pequeña zona de recreo, algo encharcada, con tirolina y columpios. Por un momento retornamos a nuestras más tiernas infancias... El mejor momento del día, sin duda... Y a las nueve y media regresamos a la pensión para cenar y recogernos en nuestras habitaciones. Así concluía nuestro primer día de camino...



La etapa de mañana

La etapa de mañana es similar a la de hoy pero con algo más de cuestas. Nos llevará a Pontedeume tras 16 kilómetros. Cambiaremos de ría: de la de Ferrol pasaremos a la ría de Ares. Promete ser otra etapa bonita con grandes paisajes. Y parece que el tiempo acompañará, pero eso, como siempre... ¡os lo contaremos mañana! ¡Buen Camino!


Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Justin Hayward / Moody Blues "Forever Autumn")



1 comentario:

Juanma dijo...

Etapa de contrastes. Desde la salida en la bonita ciudad de Ferrol tuvimos varios aguaceros. Momento increíble el vivido al llegar a un tanatorio para resguardarnos de la lluvia y tomar un reconstituyente desayuno y poner en nuestra credencial el sello más peculiar de este Camino.