¡Hola peregrin@s!
Son las once de la noche y hoy os escribimos desde el hotel La Moneda, en el pequeño pueblo lucense de O Cádavo Baleira, muy cerca del nacimiento del río Eo (limítrofe entre Asturias y Galicia), lugar donde hemos concluido la primera etapa del Camino Primitivo de 2016.
No era la etapa más larga de esta edición del Camino (lo será la de mañana) pero sí la de perfil más montañoso. Hemos acabado reventados y nos vamos a meter en el sobre en un ratito. Hoy no hemos parado de subir y bajar cuestas... Y algunas de ellas, ¡tremendas!
El día ha estado con temperatura fresca aunque el sol ha ido suavizando un poco la sensación de frío. A primera hora nos han caído algunas gotas pero sin necesidad de ponerse los ponchos. Bueno, la etapa de hoy ha transcurrido así...
Desayuno y despedida de Fonsagrada
La pensión donde nos alojamos funciona también como albergue y justo enfrente hay otro más así que el ruido de los bordones de algún peregrino madrugador (no como nosotros jejeje) también ha ayudado a despertarnos. A las ocho y media estábamos desayunando abajo, en el comedor de la pensión: tostadas, café y un recién exprimido zumo de naranjas. Todo ello preparado por el encargado de la pensión quien además nos contó cosas sobre el pueblo. Por ejemplo, que en la fuente que da nombre al pueblo hay una virgencita que es más antigua aún que la propia fuente.
Comienza la primera etapa
Fonsagrada está en un alto. Al salir del pueblo podemos divisar a lo lejos lo que fueron los últimos kilómetros de la última etapa del año pasado, con el monte del Acebo y el parque eólico en el límite con Asturias.
La mañana es fría pero soleada, aunque con presencia de alguna que otra amenazadora nube. A los veinte minutos de caminata llegamos a la aldea de San Xoán de Padrón, que cuenta con otro albergue. Aquí el recorrido avanza por una senda entre verdes prados y hórreos cuadrados, del tipo asturiano.
Poco después llegamos a un paraje pintoresco, con una fuente (fonte do Pastizal) próxima a la carretera y a un hotel rural. A partir de aquí, tomamos una pista forestal con ascensos y descensos entre pinos y algún que otro amago de lluvia que se quedó en eso, en unas gotas que no llegaron a más.
Encuentro de peregrinos
Tras cruzar la carretera iniciamos un ascenso largo y sostenido. Primero hasta la aldea de Vilardongo, donde había un merendero con espectaculares vistas de la comarca, que ya tuvimos ocasión de disfrutar ayer en el minibús que nos trajo desde Lugo. Por entonces, ya habíamos bajado con creces la comilona de la cena de ayer.
Son las 11 de la mañana. No se nos ocurre otra cosa a Juanma y a mí que improvisar en el merendero una curiosa escena de encuentro de peregrinos que podéis visualizar en el vídeo que os ponemos a continuación. Y después, seguimos ascendiendo...
Hospital de Montouto y dolmen
El Camino se dirige por una empinada cuesta de más de cuatro kilómetros hasta un antiguo hospital (albergue) de peregrinos, de origen medieval, que está situado junto a un dolmen y una capilla: es el hospital de Montouto, situado a más de mil metros de altitud, la cota más alta del Camino de este año.
La mañana está gris en este momento, con bastante viento y la sensación que tenemos es de soledad absoluta en un lugar misterioso e impresionante a la vez, que parece estar perdido en medio de la nada. No se ve un alma y estamos en la cumbre de la etapa de hoy. Es casi mediodía y en este punto comienza un trepidante descenso de cerca de 4 kilómetros hasta la aldea de Paradavella (que en mi caso no fue tan bella (aunque en gallego, vella significa vieja y no bella) como os narro en el apartado siguiente.
El empinadísimo e interminable descenso nos llevó a cruzar la línea de aerogeneradores y a internarnos en el monte bajando, bajando sin parar... durante cerca de una hora. Pasamos de la cota 1000 a la cota 700 metros en un santiamén. Así hasta llegar a un bar que nos delataba la inmediata presencia de Paradavella. Como sabíamos que había un segundo bar en el otro extremo del pueblo, por donde también deberíamos pasar, decidimos retrasar el alto en el camino previsto hasta llegar al segundo bar. Mala elección.
Caída en el barro
Son las 12.45 h. Tras detenernos un momento junto a la iglesia (cerrada) de Paradavella nos damos cuenta de que el segundo bar estaba cerrado. Y retroceder de nuevo al anterior implicaba deshacer varios cientos de metros que luego deberíamos recorrer otra vez. Así que desistimos de tomarnos refrigerio alguno en este pueblo y proseguimos el camino.
A partir de Paradavella se inicia un nuevo tramo de cuestas que, en esta ocasión, discurren por una preciosa senda pedregosa salpicada de toboganes y de cursos de agua. Cuando remontaba una pequeña cascada, cámara en mano, sobre las piedras de un pequeño curso de agua, me resbalé y me caí en medio del agua embarrada. Todo mi lado derecho, desde los pies hasta las orejas, llenos de barro. ¡¡¡Puajjj!!!
Iba grabando con la cámara pero con el golpe la cámara se apagó y no pude grabar más que un segundo de mi caída (apenas se aprecia en el vídeo de "Más momentos del día" que tenéis más abajo). Juanma sí que grabó algo y me sacó una foto, pero tampoco se cebó en demasía.
Ni la cámara ni yo sufrimos daños irreparables pero sí que tuve que meterme varias veces dentro de otra cascada para limpiarme un poco. El agua estaba gélida. Pero era lo que tocaba. Un cuarto de hora después, retomamos la marcha.
La terrible Cuesta del Sapo
Poco a poco, tras pequeñas (en esos momentos) subidas y bajadas entre tejos y preciosos paisajes nos íbamos acercando al momento estelar del día. La temible Cuesta del Sapo. Cada año nos encontramos en el Camino con alguna cuesta que tiene su propio nombre. Por algo será. Esta es la cuesta del Camino 2016. Justo tras ella se encontraba el pueblecito de La Lastra donde ayer le echamos el ojo, desde el minibús, a un bar como candidato para hacer la comida principal de hoy. Así que ese bar nos lo tomaríamos como el premio por superar la cuesta de marras.
¡La madre de todas las cuestas! Ya en el perfil de la etapa que os ponemos arriba uno puede hacerse una idea de los dos cuestones entre los que se encuentra el pueblo de la Lastra. La primera (la de abajo) es la Cuesta del Sapo y la segunda es la Cuesta de la Lastra (que sube hasta el alto de Fontaneira).
Hasta alcanzar Lastra, en la carretera, tuvimos que remontar pendientes cercanas al 20%. La cuesta se nos hizo interminable y hubo que hacer alguna parada intermedia para recuperar el aliento... Lo nunca visto para nosotros. Por fin, cerca de las tres de la tarde, tras media hora de agotador esfuerzo peleándonos contra el Sapo, alcanzamos la carretera, y 200 metros más adelante, el pueblo de la Lastra.
Almuerzo y más cuestas
Cuando llegamos al bar, nos pedimos unos macrobocadillos para reponer fuerzas y los Aquarius nos los tomábamos de dos en dos. Había algunos lugareños en el bar junto a nosotros que nos miraban con cara de pena... Estábamos fundidos.
En la pared había colgada publicidad de acordeonistas que amenizan las fiestas de los pueblos de la zona. No es la primera vez que la vemos. En particular, vimos muchos anuncios de una acordeonista de Fonsagrada llamada Tania. A ver si encuentro alguna foto en internet y os la cuelgo en el blog. Sobran los comentarios. Esta Tania, mejor que los Aquarius para levantar el ánimo.. Aunque no toque el acordeón.
Media hora después, tras dar buena cuenta de unos cafés, sellar las credenciales en el bar y detenernos ante las impresionantes vista que había, nos dirigimos a por la segunda cuesta. La que nos llevaba al alto de Fontaneira. No desmerece mucho a la anterior, pero en esta ocasión nos pilló recién comidos y nos lo tomamos con calma. Por fin, casi a las cuatro de la tarde, llegamos a este alto y, aunque aún quedaba algún repechito hasta Cádavo, el capítulo de cuestas lo podíamos ir dando por cerrado... al menos por hoy.
Fontaneira, otra pequeña población, la recorrimos en un visto y no visto. Nos llamó la atención un impresionante toro que lanzaba unos mugidos que resonaban en todo el valle. Lo grabé unos segundos con la cámara y lo podéis ver más abajo en el vídeo de "Más momentos".
El Campo da Matanza
Algo antes de las cinco de la tarde, cuando ya empieza a intuirse nuestro final de etapa de hoy, atravesamos el denominado Campo da Matanza, el lugar donde supuestamente se sitúa una sangrienta batalla entre moros y cristianos en tiempos del rey Alfonso II el Casto. Por lo visto en este paraje se han encontrado restos de espadas, armaduras y armas de la época.
Por fin en Cádavo
Tras atravesar el Campo da Matanza tenemos a nuestros pies el pueblo de Cádavo Baleira. Son las cinco y cuarto de la tarde y el tiempo es soleado pero muy fresco. Pasamos junto al albergue de peregrinos... el encargado no está en ese momento... así que no podemos sellar la credencial. Lo dejamos para el paseo de la tarde.
Nuestro hotel está al otro lado del pueblo, frente a un supermercado que nos vendrá bien para aprovisionarnos. A las cinco y media hacemos la entrada en el hotel; nuestra habitación asoma a la fachada principal. Objetivo cumplido. Primera etapa concluida. Más allá de la caída reseñada, no hay más daños que el cansancio por tanta cuesta.
Paseo y cena
En el hotel tuvimos ocasión de mensajear y hacer las llamadas de rigor a nuestra gente. Por cierto, que mis gafas llamaron la atención en las fotos que he enviado. En realidad, se trata de las gafas de esquí porque las gafas titulares se me quedaron olvidadas dentro del coche, que está en el taller.
Tras la sesión de siesta (muy cortita hoy) y ducha dimos un pequeño paseo por el pueblo. No cuenta con monumentos o lugares de especial relevancia, así que nos limitamos poco más que a acercarnos al albergue para sellar la credencial y nos volvimos a nuestro hotel.
La tarde en el hotel fue tranquila, cervecera y futbolera. También aprovechamos para sellar nuevamente nuestras credenciales. Como estábamos bastante cansados y pensando en la etapa de mañana, nos decidimos a cenar en el restaurante del hotel poco antes de las nueve de la noche. Estábamos casi solos en el salón. Poco después de las diez, nos recogimos en la habitación.
Mañana, la etapa reina
Pues sí, mañana nos toca la etapa más larga de este año: nada menos que 31 kilómetros hasta Lugo, donde nos espera el mismo hotel (en la zona antigua) que cogimos el año pasado antes de regresar a Madrid. Solo habrá una cuesta al principio de etapa y el resto es de un perfil de suave descenso.
Además de lo que nos depara Lugo, mañana podremos ver la llamada catedral de Castroverde, monumento nacional, a poco de comenzar la etapa. Veremos qué tal se nos da el día. Pero eso, lo sabremos, como siempre, no hoy... sino... ¡mañana!
¡Buen Camino!
Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Moody Blues "Tuesday afternoon")
1 comentario:
¡¡ Fantástico !! el encuentro de los 2 peregrinos en el mirador.
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