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Hoy es viernes, 9 de febrero de 2007. Como suele ocurrirme de lunes a viernes, me he levantado con muy pocas ganas de dar un palo al agua. ¿Tendrá algo que ver con ello mi condición de funcionario? Llevaba poco más de una hora en el trabajo cuando pensé que necesitaba bajarme al bar otra vez para tomarme el quinto café del día... Pero en el último momento se me ocurrió algo mejor. Recordé que, hace algunos fines de semana, mis amiguetes y yo habíamos hablado de la posibilidad de hacer el Camino de Santiago...
No sé cuántos de mis amiguetes se apuntarán, porque estos son de los que hay que llevarles a la sillita de la reina a todas partes, así que, como señuelo les he propuesto diversión, copeteo y algo de caminata en cada etapa (jejeje, si ellos supieran...). A ver si así se apunta alguno... También les he ofrecido la posibilidad de que alguno lleve un coche de apoyo (esto más bien pensando en que vaya recogiendo nuestros trozos, según nos vayamos cayendo medio muertos, jejeje...).
Sorprendentemente, a los ocho minutos, ya tenemos la primera que ha picado: se acaba de apuntar Laura (que supongo que vendrá con su maridito, Toñín). Me da la impresión de que no se han leído lo de que el Camino son más de 700 km. Yo no les digo nada. Así, por lo menos, ya no voy solo.
Los demás solamente contestan para descojonarse de risa... Hay que ver qué poca confianza tienen en nuestras posibilidades... Que si no pasaremos del segundo pueblo... Que si unas agujetas de tres pares de narices... Que si en 2011 ya seremos unos abueletes... Que mejor que nos dediquemos a jugar al mus... Que si juajuajuajuajua... ¡¡Vaya gente!! ¡A este paso, todavía se borran los pocos que se han apuntado! Huy, parece que se apunta otro valiente: Juanma también acaba de confirmar su participación. ¡Ya somos cuatro! Me temo que este número difícilmente va a aumentar.
Bueno, pues ya os iré poniendo cómo evoluciona nuestra aventura. A mí ya me está entrando algo de “caguitis” y eso que aún no hemos empezado...