domingo, 27 de junio de 2021

CS2021 — Etapa 2 (Camino de Cadavedo)


¡Hola peregrin@s! Esta noche os escribimos desde un pequeño hotel rural situado en lo alto de un acantilado, en el pueblo asturiano de Cadavedo, tras completar una durísima etapa de 33 km desde Cudillero. Hemos llegado con las rodillas al límite de subir y bajar tantas cuestas, pero ya estamos aquí. Otra etapa completada... con sol y fresco, y en algún momento un pelín de lluvia.

Os dejamos con el relato de esta segunda etapa del CS2021.

Sin pegar ojo toda la noche...

Empieza la jornada. A las 7.30 h. Como nos temíamos ayer en Cudillero a la hora de acostarse, las gaviotas no han parado de graznar. Y además ha estado lloviendo toda la noche. Imposible pegar ojo... Todavía pienso que sigo soñando con escenas de la película Los pájaros de Alfred Hitchcock. ¡Menudo concierto gaviotáceo! Estas, ¿no duermen nunca? Ni siquiera he podido oír el serrucho de Juanma con el escándalo que armaban... ¡¡¡GRRRR!!!


Desayuno e inicio de etapa

A las ocho ya estamos en la recepción del hotel dejando las mochilas para que se las lleve Correos y luego pasamos al pequeño comedor anexo a desayunar. Llegó antes el cartero de Correos a recoger nuestras mochilas que nuestro desayuno de cafés, zumos y tostadas con mermelada. El encargado hacía las veces de recepcionista del hotel, de cocinero y de camarero... y claro, le faltaba tiempo para todo... Por fin, algo antes de las nueve de la mañana, abandonamos nuestro coqueto hotel de Cudillero para iniciar esta etapa de hoy, un auténtico rompepiernas de 33 km hasta Cadavedo.

Nos lo tomamos con calma antes de abandonar Cudillero, foto por aquí, foto por allá. La verdad es que da pena marcharse de aquí. Al final, comenzamos a ascender la carretera que nos devolverá al Camino, que dejamos ayer para visitar Cudillero.



Los primeros kilómetros hacia Soto de Luiña

El día está soleado y la temperatura es agradable para caminar, 13 °C. A la hora de marcha, hacia las 10 h, ya nos habíamos reencontrado con el Camino que habíamos dejado en El Pito para desviarnos a Cudillero. Los paisajes son verdísimos, con el impresionante azul del cielo y del mar que se funden en un todo en el horizonte. A un lado vemos el trazado de la autovía del Cantábrico y a otro, la estrecha línea férrea del FEVE. Poco a poco nos acercamos a la primera referencia del día, Soto de Luiña.


Alcanzamos el pueblo de Soto de Luiña, en las inmediaciones del cabo Vidío, al son de las campanadas de la iglesia de Santa María que anunciaban las doce. En esta iglesia sellamos por primera vez hoy las credenciales al concluir la misa que se estaba celebrando. En estos momentos habíamos completado los primeros 9 km de la etapa.


Empieza lo "bueno"... subimos, bajamos, subimos, bajamos... así hasta la hora de comer

A partir de Soto de Luiña, se inicia un fuerte ascenso hasta un cruce donde se elige si ir por la costa o seguir por el interior. Nosotros optamos por el recorrido que va por la costa que, en realidad, es una sucesión de kilómetros de subidas y bajadas impresionantes, llenos de piedras, y en los que, como mucho, el mar se ve a lo lejos...

Este tramo recordaba a alguno de los peores del Camino Primitivo cuando tan pronto estabas en un alto sobre un río como al momento bajabas a cruzarlo por fuertes pendientes pedregosas... Pues eso, kilómetros y kilómetros subiendo por fuertes desniveles para, a continuación, bajarlos hasta llegar a un arroyo que había que cruzar pisando con cuidado unas piedras resbaladizas... Y vuelta a empezar.

Con cada nueva cuesta las rodillas sufrían más y más... Yo las llevaba ya al límite y, por primera vez en muchos Caminos de Santiago, estaba pasando por un momento delicado ya que temía romperme literalmente.

Con este panorama, cada vez que cruzábamos un pueblo suponía un momento de cierto alivio ya que al menos ahí no había cuestas... Así, atravesamos los pueblos de Novellana (km 15), a las 13.45 h, y Castañeras (km 18), a las 14.40 h. Habíamos pensado comer en este último pero no vimos ningún bar. Seguimos bajando y subiendo cuestas hasta llegar a Santa Marina a las 15 h (km 20), pero aquí el bar está cerrado porque quienes lo atienden están en un bautizo. Aun así, una lugareña del pueblo nos dio agua y nos recomendó otro bar para comer, un poco más adelante, en Ballota.

Tras comernos algunas de las barritas energéticas que siempre lleva Juanma, decidimos ir hasta Ballota por la cuneta de la carretera, en lugar de por el Camino propiamente, para ahorrarnos más pendientes. Llegamos a este bar, más que machacados, a las 16.10 h, justo cuando se puso a llover. El tiempo ya estaba avisando desde hacía rato de que estaba cambiando. En este bar nos recuperamos bastante bien a base de Aquarius y bocatas. Nos dijeron que lo peor de la etapa ya lo habíamos pasado. Así que a las 17 h, tras sellar las credenciales en el bar, retomamos la marcha con las pilas completamente recargadas, dejando la carretera y siguiendo de nuevo por el itinerario oficial del Camino.


Relax junto al mar

Al abandonar el bar, ya sin lluvia aunque con algo de viento, éramos otros... Llevábamos pilas nuevas y se notaba. Además, el Camino pareció agradecer nuestro esfuerzo porque en seguida nos obsequió, tras un descenso, con una playa muy pedregosa situada entre acantilados. La costa que teníamos enfrente (la que se ve detrás de la peregrina Isabel en la foto triple de abajo) corresponde a la de Cadavedo, nuestro final de etapa de hoy. A la derecha, una costa de acantilados hacia el cabo Vidío. Fue un momento para relajarse unos minutos, olvidando las penas pasadas para llegar hasta aquí, y recreándonos con las vistas y con el sonido del mar.




El final de la etapa

Desde la playa aún nos restaban 8 km para nuestro destino. Pero esta parte ya no resultó tan dura como la de antes de comer. Tras una fuerte subida desde la playa, iniciamos un nuevo descenso bordeando la línea de costa en todo momento con unas vistas espectaculares.

El sube-baja, tónica general de esta etapa, continuó hasta el último momento. La peregrina Isabel llegaba con la reserva puesta y Juanma y yo tampoco íbamos muy sobrados.

Un simpático anuncio de masajes para el peregrino, un par de kilómetros antes de entrar en Cadavedo, hizo que nos detuviéramos un rato: anunciaba servicios de masajes de "mantenimiento de piernas (30 min)", de "puesta a punto del peregrino (60 min)" y otro que se llamaba "camina sobre las nubes (90 min)" que solo con pensar en él más de uno se ponía cachondo...

Al fin, tras una última y mortífera subida, para variar, alcanzamos Cadavedo, en lo alto de un acantilado. A la salida del pueblo, yendo hacia el mar, está nuestro bonito hotel rural con un destacado cartel de cerveza "Estrella de Galicia" que actúa a modo de faro para ayudar a localizar el hotel desde lejos. Son las 19.30 h. La etapa ha concluido.


Tarde y noche en Cadavedo

Nada más llegar al hotel comprobamos con agrado que nuestras mochilas nos estaban esperando ya. Acabamos tan fundidos la etapa de hoy que, tras registrarnos y acomodarnos en el alojamiento, pocas ganas teníamos de recorrer los 300 metros que separan el hotel del pueblo para dar un paseo por este último. Ya lo veremos mañana cuando lo atravesemos para hacer la etapa.

En el vídeo anterior habéis podido ver la habitación que comparto con Juanma. De nuevo, la peregrina dispone de una para ella sola, sin roncadores cerca... no como yo... que tengo que escuchar a uno al lado jajaja... Desde la ventana puede apreciarse algo parecido a un gallinero... espero que el gallo se comporte mejor que las gaviotas de esta noche en Cudillero. Y como la habitación está frente al mar Cantábrico, en lo alto del acantilado, imaginaros las corrientes de aire que hay en la habitación. Hay que tener cuidado cada vez que se abre una ventana.

A las nueve nos hemos bajado a la terraza exterior del alojamiento para despacharnos unas estrellitas de Galicia bien frías con las vistas, al fondo, de los acantilados que acabábamos de atravesar. Hubo ocasión de hablar telefónicamente con la pareja peregrina, Laura y Toñín, que siguen todas nuestras peripecias vía WhatsApp.

Y casi sin solución de continuidad, nos metimos dentro del hotel, solo cruzar la puerta, para cenar unas raciones en su cafetería. Estábamos para muy pocos trotes más... Las cuestas de hoy nos han dejado baldados...  Y por cierto, desde que hemos llegado a Asturias, aún no hemos probado la sidra... ¡Cachis!


La etapa de mañana

Mañana tenemos una de las etapas más cortas de este Camino, 16 km casi llanos hasta otra localidad muy marinera, Luarca. Tan solo la última etapa, con final en Mondoñedo, es más corta. Pero las previsiones meteorológicas no son halagüeñas y parece que nos tocará un día de ponchos. Aun así, confiamos en llegar a nuestro destino con tiempo suficiente para comer allí.

¿Cómo se nos dará la etapa de mañana? ¿Afrontaremos bien la lluvia? ¿Nos calaremos? ¿Podremos catar al fin una sidra en Asturias? Como siempre, estas cosas... y muchas otras... no os las vamos a contar hoy sino... ¡Mañana! ¡Buen Camino!

Videomontaje fotográfico de la etapa
(música de Nino Rota "BSO Romeo y Julieta")





2 comentarios:

Juanma dijo...

Etapa rompepiernas con espectaculares paisajes y preciosas playas

Juanma dijo...

El alojamiento estaba ubicado en un sitio idílico.